LOS RIESGOS DEL BICENTENARIO LATINOAMERICANO PARA ESPAÑA, Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos
“Con todo, es importante no perder de vista la actual coyuntura latinoamericana, ya que es en ella donde se insertarán la mayor parte de las actividades y reacciones que se sucedan en relación con los Bicentenarios. En los últimos años hemos visto la reaparición del populismo, de la mano de un discurso fuertemente nacionalista e incluso antiimperialista o anticolonial. Este hecho ha provocado una gran división entre los distintos gobiernos de la región, como bien prueba el elevado número de conflictos bilaterales, que ya no responden únicamente a la dinámica fronteriza, sino también a contradicciones económicas, políticas e incluso ideológicas. A esto hay que sumar la emergencia de algunos movimientos étnicos que basan su reivindicación de su identidad en la contraposición y el rechazo a lo español”
“Los bicentenarios carecen, asimismo, de la trascendencia universal que tuvo el descubrimiento de América por los europeos, lo que, como se ha visto, les confiere un carácter mucho más local, pero a la vez mucho más manipulable de cara a las distintas opiniones públicas en la medida que se toquen las sensibles fibras nacionalistas o de identidad étnica. A pesar de todo, estas efemérides ofrecen tanto para España como para el conjunto de los países implicados una excelente ocasión, no sólo para revisar de forma conjunta un proceso histórico en el que tomaron parte todos los países hispanohablantes, sino también para poner en valor el estado actual de las relaciones bilaterales y sus perspectivas de futuro. También será una excelente ocasión para dar un nuevo impulso al proyecto de la Conferencia Iberoamericana, un tema que no está exento de resistencias (…).
“Pese a la existencia de algunas declaraciones al respecto, los festejos de los Bicentenarios no son trascendentales ni para España (no lo son para la sociedad española ni para su gobierno), ni tampoco para los distintos países de América Latina, más allá de la instrumentalización que algunos presidentes quieran hacer de los mismos. La prueba más evidente es la labor mínima que se está haciendo en torno a la celebración en la mayoría de los países (…)
“Los Bicentenarios de la independencia son importantes conmemoraciones de carácter nacional y en esta oportunidad tendrán un alto contenido simbólico para la mayor parte de los socios hispanoamericanos de España, dado su carácter fundacional. Se trata, además, de una conmemoración que, como el V Centenario del descubrimiento de América, incumbe a la vez a España y a los países hispanoamericanos como protagonistas de los mismos hechos históricos. Pero en este caso, y a diferencia de lo ocurrido en el V Centenario, el protagonismo histórico, político y organizativo no debe recaer principalmente en España sino en los distintos países hispanoamericanos, ya que las independencias señalaron el comienzo de las distintas andaduras republicanas y del proceso de “invención” de sus identidades nacionales. Las conmemoraciones tampoco tendrán un alcance continental y simultáneo, sino que ocurrirán en una sucesión de fechas distintas, según la experiencia y el calendario de cada país. Esto último, evidentemente, tenderá a limitar o reducir el papel de España en las conmemoraciones, ya que buena parte de los esfuerzos se deberán poner en el plano bilateral. En este sentido, un aspecto de la participación española dependerá de la mayor o menor voluntad de los distintos gobiernos latinoamericanos.
“En función de lo dicho, queda claro que no se puede tratar a toda la región como una unidad y más, como en el caso que nos ocupa, cuando los festejos del Bicentenario tendrán un componente estrictamente nacional. Cada festejo será el del Bicentenario de la Independencia del país X y no habrá nada parecido a una conmemoración del Bicentenario de las Independencias Hispanoamericanas. No habrá celebraciones conjuntas, regionales o subregionales, salvo aquellas que puedan plantearse a la sombra de Simón Bolívar”
“Dependiendo de la voluntad política, de los recursos disponibles y de las coyunturas nacionales, los Bicentenarios son (o serán) encarados sólo como una conmemoración histórica, como un ambicioso proyecto de futuro, que suponga afrontar importantes obras de infraestructuras (Chile) o como la palanca para desarrollar un amplísimo pacto nacional o un proyecto de país para los próximos años o décadas (Argentina). En ciertos casos se dará la combinación de algunas de estas opciones. Desde esta perspectiva, por el elevado riesgo de quedarse aislada, lo que España no puede hacer es hablar más alto que los países latinoamericanos a la hora de celebrar sus propias independencias o apostar en solitario por la “iberoamericanización” de la conmemoración. De ahí que el principal objetivo de este trabajo sea el de escrutar la existencia de riesgos potenciales para España vinculados a las celebraciones de los Bicentenarios, especialmente aquellos vinculados con la emergencia del populismo, del nacionalismo y del indigenismo”.
“El énfasis de la participación de España en los festejos podría llevar nuevamente a hablar en exclusiva de Hispanoamérica, lo que excluiría a Brasil (una cuestión que claramente se debe evitar), que se ha constituido en una parte sustancial del sistema iberoamericano. Esta referencia a Hispanoamérica trae igualmente recuerdos de ciertos y determinados pasados, en general vinculados a la idea de Hispanidad (recuérdense los famosos Institutos de Cultura Hispánica), con un claro sesgo negativo desde la visión latinoamericana. Esto hace más necesario que nunca incluir a Brasil en todo lo relacionado con los Bicentenarios”.
“Al igual que durante las conmemoraciones del V Centenario del descubrimiento de América, esta efemérides puede servir como el principal argumento para reforzar las relaciones de España con América Latina, especialmente con los países hispanoparlantes, relanzando aquellos aspectos que puedan considerarse mejorables, o subsanando los desencuentros que hayan nublado las relaciones mutuas en el pasado inmediato. Con este fin, y también para prevenir que las conmemoraciones en los distintos países puedan generar discursos o acciones que dañen la posición regional de España, es conveniente tomar la iniciativa y buscar aquellas líneas de actuación que permitan enfocar los festejos de forma favorable a la imagen de España y a la buena marcha de las relaciones transatlánticas en su conjunto (…) La denuncia de los 500 años de coloniaje e imperialismo volverá a aparecer con nuevos bríos, unida a mensajes más radicales, muchos de ellos con una importante carga anti española, como se puede ver en algunas páginas web de bastantes grupos antisistema de América Latina, replicados con cierta intensidad en Europa y EEUU y también en el mundo de ciertas ONG” [Afortunadamente Albicentenario.com no apareció en el listado que incluye el documento].
“Así como en 1992 fue necesario el cambio en la denominación de los fastos y se pasó del “V Centenario del Descubrimiento de América” al políticamente más correcto “V Centenario del Encuentro de dos mundos”, habrá que ver qué pasará en esta ocasión con la independencia y si en algunos casos se incluye o no alguna referencia a España”.
“También habrá que contar con el peso del elemento indígena en cada caso, con la audiencia que tenga el discurso de los llamados “pueblos originarios”, y la vinculación que se haga entre la independencia y los 500 años de explotación colonial y neocolonial. No hay que dejar de tener presentes ni las reclamaciones económicas por los “abusos y saqueos” cometidos durante la conquista, ni las reclamaciones de perdón por los años de colonización española en América (…) En países como Chile, con las reivindicaciones mapuches en plena efervescencia, se corre el riesgo de que se vincule la lucha contra el Estado y la sociedad chilena con las reivindicaciones antiespañolas. El fenómeno puede tener un eco mayor a partir de la relación con ciertas empresas españolas, como Endesa, enfrentadas a los intereses de algunas comunidades indígenas. Algo similar podría pasar en Bolivia (…) El revisionismo histórico de los procesos de emancipación, asociados al indigenismo y sumados a las reivindicaciones de los autoproclamados “pueblos originarios”, podría derivar en diversas solicitudes del pago de compensaciones, tanto morales como materiales, por los más de 500 años de colonialismo español, o al menos por los tres siglos de presencia hispana en América. En algunos casos estos pedidos serán acompañados del llamamiento a España para que pida perdón a los indígenas por los daños causados por la conquista y colonización. En este sentido, la coyuntura de los Bicentenarios podría ser un momento ideal para hacer explícitos estos pedidos. Al mismo tiempo, el apoyo que por diversos mecanismos están prestando tanto España como la UE a las reivindicaciones indigenistas podría llevar a enajenarse el respaldo de otros grupos sociales (mestizos, criollos, etc.) en situaciones de alta polarización. Sería conveniente, en este sentido, una valorización más amplia de los apoyos españoles a los movimientos indigenistas y su significación.
“La emergencia del populismo y la fuerte presencia del nacionalismo en la región, exacerbado todavía más por el primero, asociados a las conmemoraciones de los Bicentenarios de la independencia, suponen una serie de riesgos para España. En algunos casos, la presencia de reivindicaciones indigenistas, asociadas a los pueblos originarios, puede agravar las cosas. Para algunas interpretaciones cualquier iniciativa española con vocación de trascendencia en América Latina, como la “Ruta Quetzal”, patrocinada por el BBVA, puede ser objeto de crítica. Sin embargo, como ya se ha señalado, los riesgos y su magnitud no son los mismos en todos los países y dependen básicamente de la coyuntura interna de cada uno de ellos, por más que en este trabajo se haya enfatizado la situación existente en aquellos países que tienen gobiernos populistas o el movimiento indigenista se ha mostrado más activo en sus reivindicaciones”.
Publicación del Instituto Elcano. Imagen de:
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