“Los estudiosos del Centenario de la Independencia señalan las ambigüedades de la conmemoración mexicana. En 1910, al muy conservador general Porfirio Díaz no le encantó el encargo que le tocó de reabrir la caja de Pandora donde yacía la memoria insurgente de los curas Hidalgo y Morelos abanderados de las masas plebeyas. Casi las mismas gentes de abajo que muy pronto se pusieron en marcha por la revolución. Irónicamente, al presidente Álvaro Obregón, hombre de la revolución, tampoco le encantó el encargo de celebrar la memoria de Agustín Iturbide en 1921”. Esta observación del profesor Jaime de Almeida en el artículo “Santa Librada y las independencias americanas”, La primera parte de la frase del historiador brasileño parece estar acuñada a propósito para Colombia, donde el muy conservador presidente Álvaro Uribe pretendió entre 2005 y 2008 pasar por alto el Grito de Independencia del 20 de julio de 1810, y trasladar la fecha de independencia para la batalla de Boyacá de 1819, aplazando por tanto el Bicentenario para 2019, no sólo para hacerlo coincidir con la culminación de su proyecto político, sino con el fin de no caldear el imaginario público con discursos “veintijulieros” que hablaran de derechos del hombre y del ciudadano, de abajo el mal gobierno, de memorial de agravios, de igualdad y libertad, y en suma de revolución, cuando en la política de Seguridad Democrática dicha terminología se encuentra proscrita. Finalmente Uribe no pudo evadir el cerco de los historiadores, y con desgano organizó una celebración de tercera clase para el Bicentenario 2010. En el otro extremo, al presidente de Bolivia, Evo Morales, hombre de la revolución, tampoco le encantó la coincidencia de su tiempo de gobierno con la celebración de la revolución de la aristocracia sucreña de 1809, y en su discurso en la población de Ravelo reivindicó la revolución indígena de Katari de 1781, mientras eludió mencionar a Jaime Zudáñez, protagonista del Grito de Chuquisaca (http://www.la-razon.com/versiones/20090523_006736/nota_249_816880.htm). Pero a diferencia de Uribe, Morales no avizoró con suficiente antelación el traslape de las fiestas sucreñas con el proyecto de país que encarna, permitiendo que la representación oficial boliviana fuera llevada en los últimos dos años por la comisión nacional del Bicentenario sucreño, percatándose de ello faltando apenas un mes para el 25 de mayo, cuando procedió de inmediato a sustituir al director del Comité oficial de la celebración por el Ministro de Cultura en la última reunión del Grupo Bicentenario en Buenos Aires (27 de abril) y en la postración latinoamericana del 11 de mayo ante el rey de España, y procediendo también a organizar de manera atropellada un evento “paralelo” para el 25 de mayo a 240 kilómetros de Sucre, en el sitio donde ocurrió una batalla en 1816, y una multitudinaria marcha de desagravio el 24 de mayo en la Ciudad de los Cuatro Nombres. (ESTA PÁGINA SE REANUDARÁ EN AGOSTO) Esta página personal ha venido trabajando desde 2004 en aras de la construcción de un Bicentenario latinoamericano continental, universal y festivo. En ninguno de estos aspectos se ha avanzado mucho: Pese a estar funcionando desde 2007 el Grupo Bicentenario (alianza de los 9 países latinoamericanos que celebran 200 años del inicio de sus independencias entre 2009 y 2011), en general la celebración no ha trascendido las efemérides nacionales. Aunque ha habido esfuerzos al interior del Grupo por reivindicar el carácter latinoamericano de la celebración, ésta se ha enredado en una empalagosa terminología “iberoamericana”, que lejos de universalizar, extender al mundo la celebración, la ha aprisionado en el estrecho ámbito metropolitano del siglo XVI (España-Las Indias) -con preponderante rol español-, sin invitar a los países que comparten procesos de descolonización como los de África y la valiente India; como tampoco haciendo copartícipes a naciones como Francia e Inglaterra, de tanta incidencia en nuestra emancipación. Y últimamente el presidente de Bolivia se encargó de tirarse la fiesta (el “festival a la Durkheim”, como decía el Ministro de Cultura de Argentina para el Bicentenario de su país). Todo estaba servido para que el comienzo del Bicentenario latinoamericano fuera un evento memorable (el nuevo mapa político latinoamericano, el Grupo Bicentenario, un presidente indígena en el país por donde comenzaba la celebración, el triunfo del sí en el referendo de la nueva Constitución de Bolivia), pero el 25 de mayo de 2009 se convirtió en una fecha para olvidar en los anales de la historia latinoamericana. Bueno, si no para olvidar, por lo menos para dejarla reposar (e igual dejar en salmuera el 16 de julio en La Paz), a la espera que Ecuador y México, a quienes corresponde la celebración del 10 de agosto, el uno como país anfitrión y el otro como secretaría técnica del Grupo Bicentenario, pongan la celebración continental de los 200 años del principio del fin de tres siglos de colonialismo español -y el consiguiente surgimiento de América Latina en el planisferio-, a la altura que el pueblo latinoamericano merece y que reclama la memoria de la lucha y los sacrificios de la generación de la independencia, sin que ello signifique excusar las limitaciones y exclusiones de la época. Por eso nos vemos en agosto. Luis Javier Caicedo Editor de www.albicentenario.com Riosucio, Caldas, Colombia, 27 de Mayo de 2009. |
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