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Un plan para este año:
El 2 de noviembre de 2025 se cumplen 350 años de la fundación de Medellín, lo que nos recuerda a San Lorenzo de Aburrá, el resguardo que se estableció en este valle entre los años 1616 y 1685, en favor de los indígenas Aburráes, Peques, Ebéjicos, Noriscos y Yamecíes. En 1617, un año después de su creación, el oidor de la Real Audiencia de Bogotá Francisco Herrera Campuzano envió al resguardo un cuadro con la imagen de San Lorenzo, mártir del siglo III, que fue quemado vivo en una parrilla por defender los bienes de la naciente Iglesia cristiana, es decir, los pobres. Este cuadro estuvo en la iglesia de El Poblado hasta el desplome de ésta en 1720, luego pasó a la iglesia de la Candelaria, y ahora se encuentra en la iglesia de San José, en la Calle Ayacucho con Avenida Oriental. Hoy San Lorenzo sigue estando entre los pobres. En 2022 el obispo Ricardo Tobón Restrepo erigió la Parroquia de San Lorenzo Mártir, en el extremo oriental de la ciudad, en el sector Versalles-La Honda del Barrio Manrique, administrada por los Padres Franciscanos. Para llegar a esta parroquia se toma un bus de la ruta Manrique-Las Cruces en el Parque de San Antonio en el centro de la ciudad. De allí se asciende hasta el Parque Gaitán en el barrio Manrique Oriental, para luego subir en un agudo ángulo por calles estrechas y sinuosas a los sectores Raizal, Versalles 1 y Versalles 2, hasta llegar a La Honda (por la quebrada del mismo nombre), último reducto urbano antes del corregimiento de Santa Helena. En el camino un tramo es tan estrecho que los buses se alternan para subir y bajar, controlados por un equipo de radio. Allí se encuentra emplazado el templo de San Lorenzo Mártir, una obra de buen gusto, basada en una especie de paneles pintados de blanco, con amplios ventanales con vista a la ciudad, para la adoración digna de Dios. Lo que hasta hace apenas 25 años era un terreno empinado, con mangas y potreros, se llenó pronto de invasiones de los desplazados por la violencia, especialmente del Urabá, y ahora son pintorescos conjuntos de casas de uno y dos pisos, de ladrillo y techos firmes, con calles pavimentadas y mil pasajes a los lados, servido por varias rutas de buses, en un paisaje que muestra otra ciudad, la de gente pobre pero echada para adelante, gente que no se amilana ante las dificultades, y que con un alto nivel organizativo viene logrando lo que parecía increíble: integrar estos barrios a la trama urbana de la ciudad. La iglesia de San Lorenzo Mártir, otro logro de sus habitantes, acoge a los visitantes de distintas partes de la ciudad, que suben allí a orar, o simplemente de visita, para contemplar la ciudad enorme que creció bajo la advocación de San Lorenzo y de la Virgen de la Candelaria. El arribo de Medellín a 350 años de existencia es la ocasión propicia para darse el paseíto hasta la iglesia de San Lorenzo y unir los dos extremos de la historia: el de la fundación y el del momento actual. Salida: Domingos, desde las 8:00 am desde San Antonio. Se asiste en el templo de San Lorenzo Mártir, a las misas de 10:00 am y 12:00 m.
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