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2 DE NOVIEMBRE DE 1675. 350 AÑOS DE FUNDACIÓN LA CONFLUENCIA DE TRES PROYECTOS En el proceso de fundación de la Villa de Medellín hubo tres proyectos: Uno, el Resguardo Indígena de San Lorenzo de Aburrá (1616-1685); dos, la Villa de Aná, conformada por las zonas sur y centro del valle, mientras el norte siguió fiel a Santafé de Antioquia (1671-1672), y tres, la Villa de Medellín, que comprendió todo el valle (1675-1813). Una vez fundada la ciudad-provincia de Antioquia y teniendo por gobernador a Gaspar de Rodas, los españoles visionaron en el valle de Aburrá su vocación de terreno favorable para la cría de ganados, al norte y centro de él, y para la producción agrícola en el sur, además que por su posición estratégica era un punto de intercambio entre los ganados que venían de la provincia de Popayán y las ciudades productoras de oro de Antioquia, Zaragoza, Cáceres y Remedios. Pero la mano de obra escaseaba. Los españoles se asentaban en las zonas auríferas. La población indígena estaba a punto de desaparecer (de 100.000 indígenas al momento de la conquista sólo quedaban 6.300 a comienzos del siglo XVII) o se hallaba en riesgo de unirse a los pueblos no conquistados. En 1616, Francisco Herrera Campuzano, oidor de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá, visitó la provincia de Antioquia y constituyó ocho resguardos indígenas para proteger a los sobrevivientes, entre ellos el Pueblo de Indios o Resguardo de San Lorenzo de Aburrá, con 300 indígenas Peques, Ebéjicos y Noriscos, que se sacaron de sus tierras originarias en Buriticá y Peque, para unirse con los 200 indígenas que ya vivían en el valle: Aburráes y Yamesíes. Todos de las encomiendas de Alonso de Rodas, hijo de Gaspar de Rodas y quien fue apresado en la misma visita por los malos tratos que hacía a los indígenas. (Nota 1) El resguardo se extendía del cerro Nutibara hasta los nacimientos del río Aburrá, abarcando parte de los actuales municipios de Medellín, Itagüí y Caldas, y la totalidad de Envigado y Sabaneta (Nota 2). El visitador Herrera previó que con la creación del pueblo de indios podría fomentar aquel destino económico del valle, pero muy pronto la figura proteccionista de resguardo (con cura, alcalde indígena y corregidor) se tornó en ineficiente y en un obstáculo para el proyecto y la codicia de los españoles. Por ser sus tierras resguardo de indígenas y por lo tanto, prácticamente, de imposible adquisición por parte de las familias españolas que querían asentar aquí sus reales, la Villa del Poblado de San Lorenzo de Aburrá, que albergaba 300 indígenas y unos cuantos peninsulares, no sólo fue precaria, sino carente por completo de cualquier posibilidad de progreso (Nota 3). Los indígenas Peques y Ebéjicos fueron sacados tempranamente del valle de Aburrá para el actual municipio de San Jerónimo, en 1618 (Nota 4), y los que quedaron fueron sometidos a presión constante por los españoles, hasta casi despoblar el resguardo. Por 1630 se halló oro en las montañas de Guarne y Santa Rosa de Osos, lo que motivó un gran cambio en el valle, que ya no solo servía para el ganado y la agricultura. En 1639 se produjo el primer desgaje del resguardo indígena, a favor de un minero de Remedios, Fernando de Caicedo, precisamente explotador de minas en Guarne y Los Osos, a quien le concedieron un terreno en Itagüí y otro en La Aguacatala. Luego, en 1664, se hizo un segundo desgaje a favor de Antonio de Atehortúa, “desde la quebrada de Bermúdez desde donde nace hasta donde entra en el Aburrá, y Río abajo hasta el frente del cerro de la otra banda”, “por no ser necesarias todas las tierras a los indios” (Nota 5). En el centro del valle, a orillas de la quebrada de Aná (hoy quebrada de Santa Elena), y por fuera de las tierras de resguardo, surgió una población, que tuvo como origen el traslado que se hizo del culto a la Virgen de la Candelaria del Resguardo Indígena de San Lorenzo de Aburra para el Alto de las Sepulturas. El padre [Juan] Gómez de Ureña fue nombrado también como vicario cooperador o coadjutor de la parroquia de Santafé de Antioquia, para que pudiera también atender, además de los indígenas, a los españoles y criollos, para lo cual construyó capilla en el Alto de las Sepulturas [luego Cementerio de San Lorenzo], en honor a Nuestra Señora de la Candelaria, cuya cofradía se había instituido en 1630 (Nota 5 bis). Alrededor de esta capilla fueron estableciéndose un buen número de españoles, mestizos, mulatos e indígenas yanaconas. Los españoles, ante la perspectiva de constituirse en villa, desplazaron la capilla para la orilla de la quebrada de Ana, donde se formó el Sitio de Aná, con Plaza Principal e Iglesia. Desde 1652 comenzó a surgir entre los habitantes del Sitio de Aná el deseo de separarse de la capital de la provincia, Santafé de Antioquia, mediante la constitución de una villa. Aquel deseo se vio coronado el 20 de marzo de 1671 con la fundación de la Villa Nueva del Valle de Aburrá de Nuestra Señora de la Candelaria (conocida como villa de Aná), por el gobernador de Antioquia, Francisco Montoya Salazar, mediante el siguiente decreto:
Pero la nueva villa contó con la oposición de los dueños de hatos del norte del valle, que quisieron seguir dependiendo de Santafé y no solo impusieron el límite norte a media legua (2½ km) de la quebrada de Aná, sino que pidieron la anulación de la creación de la villa. Así, el valle había quedado escindido en dos partes: el norte bajo la jurisdicción de Santafé de Antioquia y el centro y el sur bajo la de la nueva villa (Nota 6).
La Real Audiencia de Santafé de Bogotá desaprobó la creación de la nueva villa, ordenó que las cosas volvieran a su estado anterior y remitió el caso a España para decisión del Consejo de Indias y de la Corte. El cabildo de la Villa de Aná se disolvió en 1672, al año de comenzar a operar. Jaramillo cuenta que recién llegado el gobernador Montoya en octubre de 1669, se enamoró de él Ana de Castrillón, hija de Mateo de Castrillón y viuda de Juan Gómez, ex gobernadores de Antioquia y dueños de los hatos de San Diego y Hatogrande (en el actual municipio de Girardota), firmes opositores de la fundación de la villa. Por eso Montoya creó la villa de Aná con tan poca extensión, dejando por fuera los hatos del norte. Un año después de la cesación del cabildo de Aná, Montoya se casó en Hatogrande con doña Ana, aunque murió en marzo de 1675, dejándola nuevamente viuda (Nota 7). Ana no quería que Aná fuera villa. En España, el 22 de noviembre de 1674 la reina Mariana de Austria (viuda de Felipe IV y regente por menor edad de Carlos II) decretó la licencia para fundar la villa, “atendiendo a las conveniencias que se seguirán en lo Espiritual y temporal a los habitadores del Valle de Aburrá, de Fundar la Villa que se propone en el Sitio de Aná”, y el nuevo gobernador, Miguel de Aguinaga, efectivamente, la volvió a fundar el 2 de noviembre de 1675, extendiendo su jurisdicción sobre todo el valle de Aburrá. “Todo el Valle, y Abra desde los nacimientos de dicho Río hasta donde entra el de Porce, de una banda y de otra hasta las cumbres”. Y la llamó Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, por la Medellín de Extremadura (España). Apartes del texto de este decreto del 2 de noviembre de 1675 son como sigue:
Para fundar la villa y fijar sus términos, Aguinaga mandó formar una matrícula o censo de población, que según Javier Piedrahita reportó 186 familias de blancos, 32 de mestizos, 28 de mulatos, 32 de indios y 2 de negros (Nota 9): MATRÍCULA DEL 19 DE OCTUBRE DE 1675
En 1685, diez años después de la fundación de la Villa de Medellín, se suprime el resguardo de indígenas de San Lorenzo. “Estos fueron nuevamente poblados en 1685 por el gobernador Francisco Carrillo de Albornoz en La Estrella y las tierras de El Poblado quedaron entonces a disposición del Cabildo” (Nota 10). En 2016 Medellín conmemoró los 400 años del Resguardo de Indígenas de San Lorenzo de Aburrá. Hoy, además de Medellín, los actuales municipios de Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello, Envigado, Sabaneta, Itagüí, La Estrella y Caldas están llamados a celebrar los 350 años de fundación de la Villa de la Candelaria de Medellín en este 2025. La Villa fue erigida en Ciudad en 1813, por los servicios prestados a la causa de la Independencia. Y en 1826 se convirtió en capital de la Provincia de Antioquia. Todavía tenía por términos, 150 años después de su fundación, todo el Valle de Aburrá. NOTAS
5 Bis. Piedrahita Echeverri, Javier. El templo y la parroquia de San José,
Luis Javier Caicedo Itagüí, 22 de abril de 2025
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