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PUEBLOS ORIGINARIOS DE LA PROVINCIA DE ANSERMA.
OCUZCA Y HUMBRUZA LOS SEÑORES DE LA TIERRA.

 475 AÑOS DE FUNDACIÓN DE LA PROVINCIA DE ANSERMA. PUEBLOS ORIGINARIOS,
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA

DE LA REGIÓN DEL CAUCA MEDIO (VIEJO CALDAS)
(PRIMERA PARTE)

Sumario

Introducción

  1. El espacio geográfico
  2. El país indígena del Viejo Caldas (Río Cauca Medio)
  3. Los pueblos indígenas de la margen izquierda del río Cauca (provincia de Anserma)
  4. Primeras incursiones españolas a la provincia de Anserma: Belalcázar y Vadillo. Descubrimiento del río Cauca. Resistencia indígena.
  5. Fundación de la ciudad de Anserma
  6. Conquista de la provincia. Resistencia  del cacique Ocuzca. Extensión de la guerra a la margen derecha del río Cauca.
  7. Los cuatro nombres de Anserma o la disputa por el territorio
  8. Después de la conquista

 Introducción

En 2014 se celebrarán en el Municipio de Anserma los 475 años de fundación de “La Abuela de Caldas”, fechada el 15 de agosto de 1539.

Pero en las historias regionales suceden fenómenos extraños. La historia del Viejo Caldas, por ejemplo, se enseña como la continuación de la historia de Antioquia, y por eso se oculta o se subordina, además de la historia indígena, la contribución caucana al proceso de construcción de la sociedad e identidad caldenses. Así, la enciclopedia virtual mundial, la que consultan todos los estudiantes, dice: “La historia del Departamento de Caldas está bastante ligada a la génesis de la región paisa en general en lo que tiene que ver con el tiempo de Conquista, Colonia y el siglo XIX de las primeras repúblicas” (Nota 1). Nada más alejado de la realidad. Como lo ha señalado Álvaro Gartner, el proceso se dio al contrario: la génesis de Antioquia parte desde el Cauca, y en específico desde las antiguas ciudades de Anserma y Cartago (Nota 2).

Esta visión redunda en que los aniversarios regionales se cuenten desde 1905, fecha de creación del Departamento de Caldas, la que es considerada un logro de la colonización antioqueña, y no desde 1539, año de fundación de la Provincia de Anserma (de Belén de Umbría hasta Marmato), y por extensión de la Provincia de Arma (de Sonsón hasta Manizales) y de la Provincia Quimbaya (desde Pereira hasta Armenia). Lo que quiere decir que mientras aún resuenan los ecos de la celebración del Centenario de la creación del Viejo Caldas en 2005, se ha olvidado por completo que en este momento atravesamos por el 475 aniversario del dramático surgimiento de la región que hoy comparten los Departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío.

En estas circunstancias, lo que se viene es la celebración puntual de efemérides locales descontextualizadas y sin ningún impacto sobre la cultura general de las gentes. De hecho ya empezaron por el lado menos pensado: por el extremo opuesto del lugar de fundación de la provincia de Anserma, por Marmato, ciudad que conmemoró en octubre de 2012 sus 475 años de historia. De ahí la pertinencia de darle un repaso general al momento de la conquista de toda la provincia, que aquí intentamos. 

  1. El espacio geográfico

mapa del Cauca Medio.jpg

Ninguna historia se desarrolla en el aire. Siempre hay un territorio que contiene los pueblos y su devenir. En el caso que nos ocupa, no sirven conceptos político-administrativos o económicos como Departamento de Caldas o Eje Cafetero. Si los territorios son demarcados por elementos geográficos grandes, significativos, para el caso que nos ocupa éstos serían la Cordillera Central al Oriente y la Cordillera Occidental al Occidente. En el valle intermedio, cruzando en transversal, el río Cauca, en su curso medio. Por tanto, se trata de la Región del Cauca Medio, un concepto muy trabajado en arqueología y que permite moverse en diferentes etapas históricas. 

  1. El país indígena del Viejo Caldas (Río Cauca Medio)

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Fuente: Centro de Museos-Universidad de Caldas y Asociación Aeropuerto del Café. La historia muy antigua del municipio de Palestina (Caldas). Manizales, 2011. La ubicación de los Chamís es agregado nuestro.

Geográfica y arqueológicamente, el mapa del Gran Caldas o Viejo Caldas corresponde a la región del curso medio del río Cauca. En la época que llegaron los españoles se distinguían en el Cauca Medio tres zonas o subregiones indígenas claramente delimitadas, que pueden apreciarse en el siguiente mapa, elaborado por el arqueólogo e historiador Luis Duque Gómez.

a) Entre la margen derecha del río Cauca y el filo de la cordillera Central (nevado del Ruiz), habitaban, de norte a sur: Armas, Paucaras, Pozos, Picaras, Carrapas, Quimbayas y Quindos. Sonsón y Aguadas eran territorio Arma; Manizales territorio Carrapa; Pereira territorio Quimbaya y Armenia territorio Quindo. Todos los pueblos originarios de esta zona fueron exterminados. De cerca de 50.000 indígenas que la habitaban solo sobrevivió un puñado de Sonsones, dela jurisdicción de la ciudad de Arma, quienesen 1627 fueron trasladados a la Vega de Supía y hoy habitan en el Resguardo de San Lorenzo (Riosucio). El territorio quedó despoblado durante dos siglos, siendo posteriormente colonizado por los antioqueños, quienes fundaron sucesivamente Sonsón, Aguadas, Pácora, Salamina, Manizales, hasta Pereira, donde entrelaza con colonización caucana.

b) Entre la margen izquierda del río Cauca y la cordillera Occidental habitaba el pueblo indígena conocido genéricamente por los españoles como “Ansermas”, pero compuesto a su interior por múltiples grupos, cuyo territorio abarcaba desde los actuales municipios de Belén de Umbría y Anserma hasta Marmato, y el grupo independiente de los Irras, en estrecha vecindad al norte con los indígenas de Caramanta y Cartama, y al occidente con los Chamí. La población nativa de esta zona fue reducidade 40.000 a1.000personas en los primeros 40 años de la Conquista. La Colonia les tituló tierras de resguardo desde 1627; tierras que a su vez les fueron recortadas a menos del 20% durante la República (1874-1890 y 1943-1954). Pero los indígenas de esta zona no desaparecieron: se integraron al funcionamiento del Gran Cauca y desde 1905 al Viejo Caldas. Hoy en día sus descendientes habitan, la mayoría, en Guática, Quinchía, Riosucio, Supía y Marmato, identificándose como parte del Pueblo Embera Chamí. 

c) Las riberas del río Risaralda, afluente del río Cauca, y de los ríos Tatamá y San Juan, en dirección al Chocó (a espaldas de Guática y Riosucio), también en la cordillera Occidental, ya entonces eran habitadas por el pueblo indígena Chamí. Pese a que el conquistador Robledo envió en 1539 la primera avanzada para someterlos, los españoles fueron en general repelidos, cerrándose por mucho tiempo esta ruta de conquista (Nota 3). Este pueblo se ha mantenido culturalmente fuerte en los actuales municipios de Pueblo Rico y Mistrató, gracias a la movilidad defensiva de la población (abandonaron las partes bajas y se subieron a las cabeceras de los ríos), a la espesura de la selva, a la carencia de un gobierno unificado y a que el oro y el platino del Chocó se explotaron más allá de su territorio. La República no los afectó inicialmente, como se puede apreciar de la visita que les dedicó en 1830 Juan Bautista Boussingault, quien también testimonia la permanente presencia nómade de los Chamí en la vega de Supía y en el valle de Apía (Nota 4). Sin embargo, su resguardo también fue disuelto en 1874 y colonizado después, perdiendo gran parte de su territorio. Desde comienzos del siglo XX, luego durante La Violencia y actualmente por el conflicto armado, los Chamí se han irrigado por todo el occidente colombiano.

Estas subregiones originarias, si se les puede llamar así, han sido objeto de estudios específicos. Los historiadores Ernesto Restrepo Tirado y Juan Friede realizaron el estudio de los indígenas de la margen derecha del río Cauca (Nota 5). La antropóloga Inés Lucía Abad hizo lo propio con los de la margen izquierda (Nota 6).  

3. Los pueblos indígenas de la margen izquierda del río Cauca (provincia de Anserma)

Las noticias relativas a la población originaria las tenemos por fuentes españoles, bien sea en las crónicas de la Conquista o en informes administrativos de la época colonial. Se calcula que a la llegada de los españoles en 1539 había 40.000 indígenas en la provincia de Anserma. Cuarenta años después sólo quedaban entre 800 y 1.500. Un informe de 1582 de fray Jerónimo de Escobar para el obispo de Popayán indica:

Los indios de cuando entraron los españoles eran muchos y grandes señores, porque solo esta provincia de Anserma tenía más de cuarenta mil indios; pero hanse asolado por juicio secreto de Dios, de tal suerte que no hay ochocientos indios, y como la riqueza de las minas es grande, han metido grandes cuadrillas de negros y es de suerte que entre veinte y cuatro vecinos habrá más de mil esclavos en las minas (Nota 7).

El mismo fray Jerónimo explica en otra parte qué entendía por “juicio secreto de Dios” (Anexo 1).

Al año siguiente otro español, Francisco Guillén Chaparro, calcula en 1.500 los indígenas de Anserma:

El pueblo [de Anserma] está poblado en una loma no muy grande y no tiene el pueblo más de una calle; hay once encomenderos; habrá en toda la provincia mil y quinientos indios escasos (Nota 8).

El exterminio generalizado en la cuenca del río Cauca, desde Antioquia hasta Popayán, fue denunciado en su tiempo ante la Corte de España por fray Bartolomé de las Casas (ver Anexo 2).

En cuanto a los pueblos en que dicha población se distribuía, Jorge Robledo describió los que podía identificar hacia 1543 en torno de la ciudad de Anserma:

Los pueblos que hay alrededor de la ciudad de Santa Ana de indios, son los siguientes, que están en la provincia de Humbra, la cual se dice Ancerma (…):

Está en el valle de Amiceca, el cual yo puse el valle de Santa María, ques un valle muy poblado; está este valle tres leguas de la ciudad, hacia la parte del Norte; están en este valle muchos pueblos e de muchos nombres; entre medias dél y de la ciudad está el pueblo del Peñol y ansí en comarca está el otro valle de muchos pueblos que se dice Chanvuruqua, questá una legua de la ciudad, en el cual hay muchos pozos de agua salada, de donde se hace sal: el cual dicho valle nasce de donde nasce el de Santa María, sino que corre hacia donde nasce el sol.

Están, a la parte donde nasce el sol, los pueblos de Irra, e Angasca, e Guacayca, e Aconchare e otros muchos, a cuatro o cinco leguas de la ciudad.

Está, a la parte del Poniente, Guarma, el valle de Apía, Chatapa, Andica, Humbría y la provincia de Taupa; fuera destas, hay otras provincias, que son anexas a esta ciudad, que son Carantama [Cartama] e Caramanta e otros pueblos que están así apartados; y pasada la cordillera que va por la cima de la ciudad de Santa Ana hacia la mar del Sur [Océano Pacífico], está la provincia de Chocó (Nota 9).

Desde el momento de la fundación el conquistador -y luego otras autoridades españolas- repartió los nativos entre los soldados y pobladores bajo el régimen de Encomiendas, las cuales tuvieron como base los Pueblos de indios, conformados cada uno, sobre todo al principio, por una tribu o cacicazgo de los que ya existían. Gracias a este método de economía y control (encomiendas) podemos hoy conocer los nombres de las tribus que habitaron la ribera izquierda del río Cauca, que quince años después de la invasión sumaban veintisiete, a saber:

Carpa
Supía
Upirama (Opirama)
Ipa
Ocanchacara
Napura (Mápura)
Irra
Tabuya
Guática
Tusa
Indipia
Curumbi
Curupancha
La Provincia
Cumba
Andica
Chátaga
Ocanchare
Guacaica
Apía
Pirsa
Gorrones
Umbría
Guarma
Chatapa
Sima
Chancos

Este dato está consignado en una relación sobre los pueblos que componían la Gobernación de Popayán en 1559-1560, la cual da cuenta para la provincia de Anserma de 30 pueblos de indios sometidos a 18 encomenderos y de dos pueblos rebeldes (Sima y Los Chancos):

Parece por esta cuenta que hay en la villa de Anserma diez y ocho vecinos encomenderos  treinta pueblos, y en ellos cinco mil y trescientos [¿cuatrocientos?] y nueve indios. Tasólos el licenciado Tomás López en cinco mil y ciento y cuarenta mantas y doscientas y una fanega de sembradura, y hay en las minas seiscientos y quince indios (…)  Dos provincias de naturales están junto a las que sirven a esta ciudad [Anserma], de los cuales reciben daño, porque continuamente vienen a hacer asaltos en ella y matan algunos, y asimismo salen a los caminos a los caminantes que van por tierra a Cali. Llámanse estas provincias la una Sima y la otra Los Chancos; habrá en ellas mil y quinientos indios (Nota 10).

Como se mencionó, la antropóloga Inés Lucía Abad Salazar escribió, en el ya lejano año de 1955, la única obra dedicada de manera específica a los pobladores originarios de esta provincia, titulada precisamente Los Ansermas, cuyo territorio representa como aparece en el mapa adjunto.

mapa  los ansermas
Mapa del territorio Anserma. Inés Lucía Abad.

La misma autora aclara que este es el “área que formó el hábitat de los pueblos designados con el nombre genérico de los Ansermas”; es decir, que no existió en la subregión un pueblo consolidado, como los Quimbaya, los Carrapa o los Arma de la orilla opuesta del río Cauca, sino varios pueblos que compartían el territorio y tenían muchos aspectos en común pero no conformaban una unidad. Por medio de los textos de los cronistas la autora reconstruye cómo eran el territorio, la filiación lingüística, la población, la organización social y política, las costumbres, el mundo espiritual, las prácticas de guerra y la costumbre de apoderarse del alma de los vencidos consumiendo su carne. También incluye el dato de que la llegada de los españoles interrumpió el proceso de unificación política alrededor de sus caciques principales.

Respecto al nombre de “Anserma”, éste fue inventado por Sebastián de Belalcázar para denominar el territorio descubierto por él, como se verá más adelante, por lo que nunca hubo un pueblo indígena que se llamara “los Ansermas”.

Aunque algunos cronistas se refieren a los indígenas de la provincia de Anserma como los “Humbras” o “Umbras”, éste no era un nombre que abarcara tampoco a todos los pueblos de la subregión, sino que denominaba al grupo y al territorio específicos por donde ingresaron Belalcázar y Robledo (de hecho, hoy se llama Belén de Umbría el municipio ubicado a los pies del cerro donde se fundó Anserma). Como se vio en el listado anterior, Umbría era una de las 27 tribus de la comarca en 1559. Sus integrantes fueron trasladados a la Vega de Supía en 1627 (con los Pirzas y los Sonsones) por Lesmes de Espinosa y Saravia (Nota 11). Para 1990 sus descendientes se ubicaban en la parte baja de Riosucio y Quinchía, hacia el río Cauca, al interior del Resguardo Indígena Escopetera Pirza. Hoy se dice que algunos Humbras siguen en el resguardo y que otros fueron desplazados por la violencia y viven en Pereira.

Sobre los caciques existentes en la provincia de Anserma al momento de la llegada de los españoles en 1539, las crónicas mencionan a Ocuzca, Humbruza y Cananao, como los más principales, y además a: Ciricha, Riteron, Tucarma, Tamaracunga e Hija.

 

 

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Caciques de la región (Nota 12)

Robledo describió así  el estado de los cacicazgos:

En esta provincia hay dos señores principales, aunque no les obedece toda la comarca; porque hay otros que casi son tan grandes como ellos. Dícese el uno Humbruza y el otro Ocuzca. El pueblo de Irra, que confina con estos y está tres leguas de la cibdad, es de otra lengua; el señor dél se dice Cananao, sustentábase con todos estos, porque tenía por fuerza un brazo de río por la orilla dél (Nota 13).

Pero también han llegado hasta nosotros los nombres de los caciques de la provincia para 1557. Este año hubo una rebelión general en el Cauca Medio, promovida por los indígenas Panches del Tolima, quienes, guiados por un designio de sus dioses, muy similar a la historia bíblica de Moisés, cruzaron la cordillera Central por el paso de Herveo (páramo de Letras) y lograron sublevar a los Carrapas (hoy Manizales) y Quimbayas (Cartago Viejo, hoy Pereira) contra los cristianos. Cuando se aprestaban a pasar donde los Ansermas, el capitán español de esta provincia, Luis de Guevara, se enteró del plan y mandó llamar a todos los caciques de la jurisdicción y una vez reunidos los apresó “con grillos y cadenas con colleras y cepos, para no perturbar esta villa”. Por eso conocemos sus nombres, ya que ellos aparecen en un expediente que se hizo en esa época, el cual fue rescatado por Juan Friede, quien trae la siguiente relación con los nombres de los caciques de la provincia de Anserma:

Aytamara, hermano del cacique de Mapura.
Azisqunga, señor del pueblo del Piojo y de la provincia de Carambra.
Atucifra, señor de la provincia de Mayma.
Don Francisco, cacique del pueblo de Acochare.
Don Francisco, señor de la provincia de Pirsa.
Guatica, señor del valle de Santa María.
Ocupirama, de las provincias del “Pueblo de la Sal”.
Opirama, hijo y heredero “de la cacica, señora de Andica”.
Tuzacurara, hermano del cacique de Acochare.
Tuzarma, señor del pueblo de Mapura.
Utayca, señor de la provincia de Ypa (Nota 14).

NOTAS

  1. Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Caldas#Historia, consultada en agosto de 2012.
  2. Álvaro Gartner “Huellas de los ancestros caucanos”, en: La Patria (Papel Salmón), Manizales, 4 de noviembre de 2012.
  3. Escribiendo sobre la derrota de Gómez Hernández, subalterno de Robledo, en su intento de entrada al Chocó, el coronel Acosta dice: “Tal fue el resultado de la correría de Chamí:desde entonces los españoles se mostraron poco dispuestos á entrar al Chocó, y de esto depende que se retardara tanto tiempo su descubrimiento, por lo menos en la parte superior” (Joaquín Acosta.Compendio histórico del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada. París, 1848, disponible en internet).
  4. Este humanista y mineralista dedica un capítulo de sus memorias al “Viaje a la región aurífera y platinífera del Chocó”  y el relato que hace de la visita a San Antonio del Chamí entre el 7 y el 10 de marzo de 1830 constituye una detallada monografía de este grupo, del que dice que el cura llama “Nación Chamí” (Boussingault. Memorias, tomo II, Biblioteca V Centenario. Viajeros por Colombia, Bogotá, Banco de la República, 1987, transcrita parcialmente en: Academia Caldense de Historia. Viajeros por el antiguo Caldas, Manizales, Manigraf, 2008, págs. 92-100, y disponible en internet).
  5. Ernesto Restrepo Tirado. Ensayo etnográfico y arqueológico de la provincia de los Quimbayas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Imprenta de la Luz, 1892. Y Juan Friede. Los Quimbayas bajo la dominación española, 1539-1810, Bogotá, Carlos Valencia Editores, 1982.
  6. Lucía Abad Salazar. Los Ansermas, Tesis de grado, Bogotá, Universidad Javeriana, 1955. La Academia Caldense de Historia publicó una segunda edición en 2012.
  7. “Relación de Popayán”, 1582, por fray Jerónimo de Escobar; en: Cespedesia, revista de la Universidad del Valle, Nos. 45-46, suplemento No. 4, enero-junio de 1983. La cifra de 40.000 indígenas para 1539 es generalmente aceptada por los historiadores y arqueólogos para la provincia de Anserma.
  8. “Memoria sobre Popayán, 1583”, de Francisco Guillén Chaparro; en: Cespedesia, revista de la Universidad del Valle, Nos. 45-46, suplemento No. 4, enero-junio de 1983.
  9. Jorge Robledo: “Descripción de los pueblos de la provincia de Anserma”, 1543.
  10. “Relación de Popayán y del Nuevo Reino” de 1559-1560 (en Cespedesia, revista de la Universidad del Valle, Nos. 45-46, suplemento No. 4, enero-junio de 1983) (Ver Anexo 2). Juan Friede, en el libro Vida y luchas de don Juan del Valle, primer obispo de Popayán (Popayán, 1961) trae una lista de pueblos encomendados muy similar a la anterior. La memoria del pueblo Los Chancos se conserva en la toponimia de la región, pues así se llama actualmente una comunidad en la parte alta del Resguardos Indígena Nuestra Señora Candelaria de La Montaña (Riosucio).
  11. “En los aposentos de Francisco Llorente, jurisdicción de Anserma, a 22 días del mes de marzo de 1627, el señor doctor Lesmes de Espinosa y Sarabia del Consejo de su majestad y su oidor más antiguo de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada y visitador general de los partidos de Anserma y Cartago y los demás de tierra caliente, dijo que su merced ha mandado reducir y poblar en el nuevo sitio de la Vega los indios de  Sonsón que se trajeron de la jurisdicción de la ciudad de Arma, y los de Supía la alta, y los indios de Supía la baja y los de Pirza y Umbría, para que sean doctrinados todo el año” (Relación de la visita de Lesmes de Espinosa y Saravia, hecha por el escribano Fernando Rodrigo Zapata, en: Cabildo Indígena de San Lorenzo, Los títulos de San Lorenzo, Riosucio, 2011, pág. 69). El 15 de marzo anterior el mismo Lesmes de Espinosa había entregado tierras de resguardo a los indígenas de La Montaña, en presencia del cacique don Sebastián (pág. 66).
  12. María de la Luz Giraldo de Puech y Diana Castellanos. Así éramos los Quimbayas. Banco de la República, Bogotá, 2010.
  13. Jorge Robledo: “Descripción de los pueblos de la provincia de Anserma”, 1543.
  14. Juan Friede. Los Quimbayas…, págs. 82-91.

 

ANEXO 1

CONQUISTA DE LA CUENCA DEL RÍO CAUCA
EN LA OBRA DEL PADRE DE LAS CASAS

Hay otras provincias grandes que confinan con las partes del dicho reino de Granada [la porción conquistada por Jiménez de Quesada], que se llaman Popayán y Cali, y otras o cuatro [sic] que tienen más de quinientas leguas las han asolado y destruido por las maneras que esas otras, robando y matando con tormentos y con los desafueros susodichos las gentes de ellas, que eran infinitas, porque la tierra es felicísima; y dicen los que agora vienen de allá que es una lástima grande y dolor ver tantos y tan grandes pueblos quemados y asolados, como veían pasando por ellos, que donde había pueblo de mil y dos mil vecinos no hallaban cincuenta, y otros totalmente abrasados y despoblados. Y por muchas partes hallaron ciento y doscientas leguas, y trescientas, todas despobladas, quemadas y destruidas grandes poblaciones. Y, finalmente, porque desde los reinos del Perú, por la parte de la provincia de Quito, penetraron grandes y crueles tiranos hacia el dicho nuevo reino de Granada, y Popayán y Cali, por la parte de Cartagena y Uzaba [Urabá]; y de Cartagena otros malaventurados tiranos fueron a salir al Quito, y después otros por la parte del río de San Juan, que es a la costa del Sur (todos los cuales se vinieron a juntar), han estirpado y despoblado más de doscientas leguas de tierra, echando aquellas tan inmensas ánimas a los infiernos, haciendo lo mismo el día de hoy a las gentes míseras, aunque inocentes,  que quedan (…) lo que agora en las dichas provincias se hace, entre otras cosas, dignísimas de todo fuego y tormento es lo siguiente: después de las muertes y estragos de las guerras, ponen, como he dicho, las gentes en la horrible servidumbre arriba dicha, y encomiendan a los diablos a uno doscientos, y a otro trescientos indios. El diablo comendero dizque hace llamar cien indios ante sí, luego vienen como unos corderos, reunidos hace cortar las cabezas a treinta o cuarenta de ellos, y dice a los otros: “Lo mismo os tengo de hacer, si no me servís bien o si os vais sin mi licencia”. Considérese agora, por Dios, por los que esto leyeren, qué obra es ésta, y si excede toda crueldad e injusticia que pueda ser pensada, y si les cuadra bien a los tales cristianos llamarlos diablos, y si sería más encomendar los indios a los diablos del infierno, que es encomendarlos a los cristianos de las Indias.

Fuente: Fray Bartolomé de las Casas. Brevísima relación de la destrucción de las Indias [1551]. Buenos Aires, Ediciones Mar Océano, 1953, págs. 98-100.

 ANEXO 2
ENCOMIENDAS DE LA PROVINCIA DE ANSERMA

 

15

Fuente: Relación de Popayán y del Nuevo Reino” de 1559-1560 (en Cespedesia, revista de la Universidad del Valle, Nos. 45-46, suplemento No. 4, enero-junio de 1983).