La ciudad de Anserma (Caldas), en apariencia un pueblo perdido en la cima de una cordillera a mitad de camino entre Cali (Valle) y Medellín (Antioquia), casi invisible incluso para los viajeros de la Troncal de Occidente, encierra, sin embargo, una historia tan antigua y tan rica en matices que hace de ella una de las piezas claves para entender el ordenamiento territorial colombiano.
En Bolivia existe una hermosa y entrañable ciudad conocida como “La ciudad de los cuatro nombres”, pues a lo largo de su historia ha tenido los de Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre. Igual podría decirse de Anserma, que en menos de dos años (agosto de 1539 a abril de 1541) se llamó de cuatro maneras: Umbra, Santa Ana de los Caballeros, San Juan y Anserma. UMBRA por el terreno, pues la loma donde se ubica hacía parte del territorio del pueblo indígena Umbra, una de las 27 tribus que poblaban la región. Así lo explica Jorge Robledo en su Descripción de los pueblos de la provincia de Anserma de 1543: “…la cual se dice Ancerma; porque cuando la primera vez entramos en ella con el capitán Benalcázar, entramos sin lenguas y con muy grande falta de sal, e cuando se tomaba algún indio, le preguntábamos por señas por sal, a la cual ellos en su lengua nombraban “ancer”, y por este vocablo de ancer, como no aprendimos otro, la llamamos Ancerma, que su natural nombre de la provincia es Humbra”. Los nombres españoles, por su parte, se corresponden con las disputas territoriales de los primeros conquistadores. El primer ejército foráneo que llegó al sur de Colombia fue el de Sebastián de Belalcázar, enviado por el conquistador del Perú, Francisco Pizarro. En 1536 estas tropas se encontraban en Jamundí, en el valle de Lili, de donde Belalcázar envió dos pequeñas compañías a explorar el norte: una por la orilla derecha del río Cauca que llegó hasta el actual Pereira y otra por la ribera izquierda que llegó, por lo menos, hasta Supía. En esta última iban Jorge Robledo y el propio Belalcázar, quien, en las circunstancias relatadas, le dio el nombre de Anserma a esa provincia, pero sin fundar ciudad todavía. Explorado el terreno, Belalcázar regresó a Lili, donde procedió a fundar la ciudad de Cali el 25 de julio. De aquí regresó a Popayán y luego se dirigió al centro del país en busca de la leyenda de El Dorado y después viajaría a España a hacerse titular las tierras descubiertas (y las provincias destruidas, valga agregar). Para tratar de controlar a Belalcázar, Pizarro envió un nuevo teniente para Popayán, Lorenzo de Aldana, quien llegó a la zona a mediados de 1538. El 24 de diciembre de ese año llegaron a Cali las tropas de Juan Vadillo, gobernador ilegítimo de Cartagena, y por ellas se tuvo noticia que cerca a Urabá estaban las minas de oro de Buriticá. Entonces Aldana sacó del camino a Vadillo y planeó la conquista de la provincia de Anserma, comisionando al capitán Jorge Robledo para que fundara en ella una ciudad con el nombre de SANTA ANA DE LOS CABALLEROS. Dicha fundación se hizo a las carreras, porque en ese momento llegaba otra tropa de Cartagena en persecución de Vadillo, el 15 de agosto de 1539 en un pueblo indígena llamado Guarma (actual Belén de Umbría), aunque pocos días después fue trasladada a la loma de los Umbras, que tenía una mejor posición estratégica. En siete meses Robledo somete la provincia de Anserma, aunque los caciques de la región, Ocuzca y Humbruza, mantuvieron varios años la resistencia armada. Luego el capitán español cruzó el río Cauca por el sitio de Irra para hacerles la guerra a los pueblos nativos de la margen derecha, campaña que culminó con la fundación el 9 de agosto de 1540 de la ciudad de Cartago (donde hoy queda Pereira), ubicada en medio de la nación Quimbaya. Estando Robledo en esas, llegó a Cali Pascual de Andagoya, gobernador de la provincia de San Juan (por el río San Juan que corre entre Chocó y el Valle), y aprovechando que no estaban ni Belalcázar ni Aldana se apropió del poder y envió un capitán a que se tomara la ciudad de Santa Ana y le pusiera el nombre de SAN JUAN. Robledo regresó a toda prisa hasta Cali y aceptó tanto al nuevo gobernador como el nuevo nombre dado a su Santa Ana, y a cambio el usurpador lo reconoció como fundador de Cartago y le dio poderes para hacer la conquista de lo que luego sería Antioquia. En 1541 regresó de España Sebastián de Belalcázar con el nombramiento como gobernador de la extensa provincia de Popayán y la orden de expulsión para Andagoya. Enojado por la usurpación de las tierras descubiertas por él, Belalcázar le suprimió a la ciudad fundada por Robledo los nombres de Santa Ana y San Juan y le puso el nombre definitivo de ANSERMA, con que él mismo había bautizado la provincia años atrás. Así se selló la polémica en torno al nombre de la ciudad (e igualmente quedó sellado el destino de Robledo, a quien Belalcázar nunca le perdonó la traición, hasta darle muerte en 1546).
En sus 475 años de historia, Anserma se debate entre varias categorías antinómicas. La primera confronta a ANSERMA VIEJO con ANSERMA NUEVO. Doscientos años después de su fundación en 1539, los españoles habían agotado los recursos de las cercanías de Anserma y la actividad económica y la población de la provincia se concentraban en las minas de oro de Quiebralomo, Supía y Marmato. Además, ya no existían las necesidades defensivas de dos siglos atrás. Por estas razones, al parecer en 1721 la ciudad fue trasladada para las dehesas ganaderas del valle del río Cauca (Nota 1), con el nombre de Anserma Nuevo, siguiendo los pasos de Cartago, que en 1691 también se había trasladado para el sitio actual en el Departamento del Valle. Mapa de la provincia de Anserma (línea amarilla) e indicación de los traslados Aunque por un tiempo se tenía la idea que la primigenia Santa Ana era la Anserma del Valle del Cauca, el historiador Emilio Robledo, en su obra Geografía Médica de Caldas, 1917, precisó, confrontando las crónicas de la conquista con las distancias y las toponimias de la región, que ella era la de la loma de los Umbras: “Autores bien documentados como lo son los señores Henao y Arrubla dan a entender que la primitiva población estuvo situada en donde está hoy el caserío de Anserma, en el Departamento del Valle, cerca de Cartago. De la misma opinión es D. Heliodoro Peña. Parece rigurosamente cierto, sin embargo, que la primitiva Santa Ana se fundó en el mismo sitio en donde hoy está la población de Anserma, de este Departamento de Caldas (…) Por haber venido a menos, la ciudad de Robledo se trasladó a una pequeña planicie cerca de la cordillera occidental y al río Cauca. Hoy es un caserío reducido en donde se ven los vestigios de los templos y otros edificios antiguos. Después de la traslación, quedó llamándose el valle de Risaralda [del río Risaralda o río Sopinga] el valle de las dos Ansermas y se apellidó la montaña de las dos Ansermas la cuchilla que desciende de Apía y Santuario y va a morir al río Cauca”. Lo anterior no obsta para que también Ansermanuevo reivindique, como lo hace, el mismo año de fundación y su papel de capital de la provincia durante la Colonia, porque el traslado implicaba llevarse consigo la historia previa, el estatus (ciudad o villa), el santo patrón, los archivos y el tren de funcionarios. Y es lo cierto que desde Ansermanuevo se administró por mucho tiempo todo el territorio hasta Marmato. La segunda dicotomía enfrenta las categorías INDIO y BLANCO. Ancestralmente, el sitio de Anserma era territorio indígena. Desde la fundación y hasta 1722 la ciudad fue territorio blanco, español. Desde el traslado, Anserma Viejo se reindianizó, tal vez integrándose a la dinámica del resguardo indígena Tabuyo creado a sus alrededores en el siglo anterior, y así la encontró en 1825 el científico J. B. Bossingault en sus Memorias: “Anserma Viejo, “el dueño de la sal”, fue en otro tiempo una localidad importante. Los caciques hacían explotar sus aguas saladas que salían de las rocas porfíricas; de allí también se extraía oro de la Mina Rica, cuyo rastro se perdió; allí me alojé en la casa de un alcalde indio, quien me dio lo que vanamente había buscado hasta allí, es decir, la fecha de la famosa lluvia de cenizas (…) lanzada por un volcán del páramo del Ruiz y cubrió toda la región [14 de marzo de 1805]. Dos años después, en 1807, se transfirió la Anserma fundada durante la Conquista, al sitio donde se encuentra hoy día con el nombre de Anserma Nuevo. Los indios de raza pura permanecieron en la antigua localidad” [en el texto la fecha del traslado no es correcta]. Como indígena se mantuvo hasta la década de 1870, cuando el Estado del Cauca disolvió el resguardo de Tabuyo y la ciudad volvió a ser ocupada de nuevo por los blancos, esta vez colonos antioqueños, como lo refiere Rufino Gutiérrez, hijo del poeta Gregorio Gutiérrez González, quien visitó la región en 1917, como lo refiere en sus Monografías, publicadas en 1921: “… a mediados del siglo XVII se trasladó la ciudad [Anserma Viejo] bastante más al sur, a no larga distancia de la de Cartago [Nuevo], con el nombre de Ansermanuevo. El viejo poblado se arruinó casi completamente, pero conservó su cura, pues el obispo Obregón y Mena se dirigía en 1772 al cura de Ansermaviejo. El nuevo poblado no prosperó como se ve por el pobre rancherío de que hoy se compone. A éste se trajo la custodia que regaló el Rey a Anserma, y allí fue robada. La primitiva población conservó el nombre de Ansermaviejo hasta hace muy poco tiempo. Por allá en el año de 1840 empezó a repoblarse por iniciativa de los hermanos Jorge y Pedro Orozco, pero sólo en 1870 principió a progresar, debido a las aberturas que hacían los antioqueños para establecer dehesas al oriente y al occidente de la cuchilla, en terrenos más feraces y menos escabrosos, y al sur, hasta el bellísimo y extenso valle plano del Risaralda”. De esta última circunstancia deriva la tercera bipolaridad que escinde la identidad ansermeña entre ser una ciudad CAUCANA o ANTIOQUEÑA. Lo primero por su fundación y adscripción territorial hasta la creación del Departamento de Caldas (Viejo Caldas) en 1905. Lo segundo por haber sido refundada por la colonización antioqueña y adscrita a un departamento supuestamente “paisa”.
Contra la creencia general, Anserma Viejo no fue fundado desde Popayán sino desde Cali, por lo que es hija de esta ciudad. Así lo relata Pedro Cieza de León en su obra Las Guerras Civiles del Perú: “Estando las cosas de Cali en buenos términos e que los indios servían muy bien (…) Lorenzo de Aldana por echar fuera la gente que estaba reclusa en la ciudad de Cali, quería enviar a poblar las provincias de Ancerma, e mirando a quién proveería por capitán para aquel efecto, puso los ojos en Jorge Robledo porque no halló otro que tan buenas partes como él tuviese, ni que se creyese que dejaría de hacer lo que le fuese mandado; al cual Lorenzo de Aldana le llamó e le dijo su voluntad e que se aderezase para ir por capitán de la gente que quisiese ir a poblar las provincias de Ancerma, que el capitán Belalcázar había descubierto, e que había de llamarse Santa Ana de los Caballeros, y que él haría el nombramiento de alcaldes y regidores, de manera que el pueblo fuese hecho e formado desde Cali”. De otro lado, la conquista de Antioquia se hizo principalmente desde el Cauca, porque Juan Vadillo fue incapaz de poblarla para Cartagena, y por el contrario les sirvió en bandeja esta provincia a los caucanos al revelarles la existencia de las minas de oro de Buriticá. En 1539 Vadillo no ahorra superlativos al describírselas al rey: Yo creo y tengo por cierto, así por lo que los indios decían como por lo que vimos, que de estas minas ha salido todo el oro que ha aparecido en Cartagena y lo que por el río de Santa Marta baja y lo que dicen que hay en el Darién e que son las mejores minas que hasta ahora se han visto en Indias. Llámase este lugar de las minas Buriticá que por todos los indios es muy conocido por causa de las minas. Por esto es apenas lógico que la ciudad mandada a fundar en la provincia de Anserma por Lorenzo de Aldana, quien venía de saquear los tesoros del Perú, extendiera sus límites hasta Buriticá, como aparece en el relato de Pedro Sarmiento, escribano de Robledo: “Y el dicho señor Capitán dijo allí que allí fundaba la dicha ciudad, según dicho es, y con aditamento que si otro mejor sitio hallase, que la pudiese mudar en parte más conveniente, lo cual pasó el día de Nuestra Señora de Agosto; e señaló los términos de la dicha ciudad hasta las minas de Buriticá e por el río arriba hasta la provincia de los Gorrones, e por los lados treinta leguas por cada cabo”. Como se ve, buena parte del territorio de la futura Antioquia quedó comprendida en 1539 dentro de los límites de la ciudad de Anserma. Incluso una de las primeras disposiciones tomadas por Robledo desde Santa Ana fue enviar una pequeña expedición a explorar Caramanta y Buriticá, a cargo de Suero de Nava. Dos años después ya estaba Jorge Robledo en Buriticá, siguiendo la ruta Cartago (el de Pereira), río Arma (todavía no se había fundado la ciudad de este nombre), valle del Aburrá y río Cauca. Para administrar la explotación minera Robledo fundó la ciudad de Antioquia el 4 de diciembre de 1541. De otro lado, Pedro Cieza de León, en La crónica del Perú (cap. XIII), ubica a Antioquia como perteneciente a la provincia de Popayán y ésta al gobierno del Perú: “Porque los capitanes del Perú poblaron y descubrieron esta provincia de Popayán, la pondré con la misma tierra del Perú, haciéndola toda una; mas no la apropiaré a ella, porque es muy diferente la gente, la disposición de la tierra y todo lo demás de ella; por lo cual será necesario que desde el Quito (que es donde verdaderamente comienza lo que llamamos Perú) ponga la traza de todo y el sitio de ella; y desde Pasto, que es también donde por aquella parte comienza esta provincia, y se acaba en Antiocha”. No quedan dudas, entonces, que Antioquia fue fundada desde Anserma. Desde luego, Pedro de Heredia invirtió tiempo y esfuerzo en recuperar aquella para Cartagena, mientras Belalcázar pretendía incorporarla definitivamente al Cauca; pero no fue para la una ni para el otro, pues a la final Antioquia fue conformada como provincia aparte. Ahora bien. Es un hecho que Anserma es la “Abuela de Caldas” por haber sido la primera ciudad española fundada en el Viejo Caldas. Pero el asunto filial es más complejo, más parecido a la tragedia de Layo, Yocasta y Edipo de la mitología griega, que a una bucólica abuelidad. Tres siglos después de la conquista, ya en la República, los antioqueños se desplazaron en masa hacia el sur, haciendo el camino inverso de Jorge Robledo: fundaron Sonsón, cruzaron el río Arma y colonizaron los territorios que habían sido de los exterminados Armas, Pozos, Paucaras, Picaras, Carrapas y Quimbayas, donde ya no estaban tampoco las ciudades de Arma ni Cartago y solo languidecía Anserma Viejo. Fueron más lejos aún, ocupando por otras vías las tierras ubicadas en la otra margen del río Cauca, como los resguardos indígenas de Anserma, Guática, Quinchía, parte de Riosucio y el Chamí, aunque tuvieron resistencias entre el criollato de Riosucio, Supía y Marmato, conformado por mestizos del Cauca y mineros extranjeros, hasta que terminaron por absorber la antigua provincia caucana de Anserma, hecho que se consumó con la creación del nuevo Departamento de Caldas (Viejo Caldas) en 1905. Establecida, de un lado, la maternidad de Anserma sobre Antioquia en el siglo XVI y, de otro, que a finales del siglo XIX y comienzos del XX los antioqueños absorben física y administrativamente la provincia caucana de Anserma, surge como corolario que Antioquia accedió en forzada cópula a la provincia que le dio el ser. Y esta anomalía cultural, rayana con el incesto, es un trauma que sigue gravitando sobre la identidad caldense. Mientras, ella se expresa en formas de resistencia sutiles (como el carnaval de Riosucio) o de resistencia abierta (las demandas territoriales indígenas). Fenómenos como los reseñados revisten de especial interés la conmemoración de los 475 años de fundación de la ciudad de Santa Ana de los Caballeros de Anserma que se cumplirán en 2014.
Riosucio, Caldas, 8 de abril de 2013 Luis Javier Caicedo Editor de www.albicentenario.com
NOTA 1.
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