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¿BICENTENARIO LATINOAMERICANO

O IBEROAMERICANO?

 

Es un poco complicado asimilar conceptual y políticamente el Bicentenario iberoamericano que se ha venido abriendo paso, pues se trata de juntar en un mismo escenario y poner bajo la misma dinámica a los países latinoamericanos, que ganaron la guerra de independencia, y a España, que fue la potencia vencida (otra historia es la de Brasil y Portugal).

 

Latinoamérica es el espacio geopolítico que abarca desde México al norte hasta los confines de Argentina y Chile al sur. Hace parte a su vez, no por naturaleza, sino por afanes de la historia, de otros dos espacios geopolíticos: el interamericano o panamericano, con epicentro en Estados Unidos y organizado en la Organización de Estados Americanos (OEA), y el iberoamericano, con eje en España y Portugal -península ibérica-, expresado en las Cumbres Iberoamericanas y en la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

 

El secretario iberoamericano es Enrique Iglesias, ex director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mientras el secretario general de la OEA lo es Miguel Insulza, ex presidente de la comisión Bicentenario de Chile.

 

Nadie niega que la guerra de independencia haya sido un hecho iberoamericano, en el sentido que tuvo por escenario la España peninsular y sus dominios en América. Pero a la hora de abordar los 200 años de ese hecho, lo que para América Latina es la celebración de una gran victoria, para España es el duro recuerdo de la derrota militar más grande de su historia, que marcó el ocaso de su imperio universal.

 

Fiesta para unos y nostalgia para otros, no se entiende que estos dos sentimientos antagónicos concurran tan simbióticamente en la misma conmemoración. Vencedores y vencidos unidos, parece no concordar.

 

Es impensable una conmemoración del Bicentenario latinoamericano sin la participación de España, y aún de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, que tanto tuvieron que ver en la escena de comienzos del siglo XIX, y tienen mucho qué recordar y reflexionar sobre la irrupción de Latinoamérica en el ámbito de las naciones. Pero la independencia como fiesta es de los latinoamericanos.

 

Por eso merece una apostilla la noticia de que la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno reunida en Santiago de Chile del 8 al 10 de noviembre pasado se compromete a “impulsar, a partir del año 2009, la conmemoración de los bicentenarios de la Independencia de varias naciones iberoamericanas”. No sea que en la conmemoración primen la visión y los intereses ibéricos por sobre los latinoamericanos, como al parecer es la lógica del activísimo papel que vienen jugando los españoles en el tema.

 

Santiago Montenegro, ex director del Departamento Nacional de Planeación de Colombia, en artículo publicado en El Espectador, del 29 de septiembre de 2007, señala la esencia de esta política:

 

“España también se le metió al tema. Para tratar de evitar que las celebraciones latinoamericanas de la independencia se revistan de una retórica antiespañola, ese país se concentrará en un esfuerzo diplomático para acercarse a sus antiguas colonias y resaltar los lazos culturales e históricos. Por decisión de Zapatero, Felipe González encabeza la iniciativa”. (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page3005.htm).

 

Algo muy similar a la estrategia española de conmemoración de los 500 años de la invasión en 1992. De hecho, el planteamiento inicial de los españoles para el Bicentenario era una copia de los eufemismos del Quinto Centenario: En 2001 la Fundación MAPFRE TAVERA y la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB) organizaron -con una visión que no tuvimos de este lado del ancho mar, hay que reconocerlo-, un programa dirigido a 2010 denominado “Iberoamérica: 200 años de convivencia independiente” (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page689.htm).

 

Esta propuesta evolucionó para 2005 hacia una “Plataforma de instituciones para la conmemoración del bicentenario de las independencias iberoamericanas” (http://www.oei.org.es/noticias.htm), de carácter mixto: estatal y privado.

 

Pero los españoles desistieron de este modelo “conviventista” de acercamiento a los 200 años, y en su lugar el Real Decreto 595/2007, de 4 de mayo, crea la “Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas”, de carácter netamente estatal y nacional, que no pretende copar el espacio latinoamericano, y nombran al ex jefe de gobierno Felipe González como embajador ad hoc para la efeméride (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page3005.htm).

 

Los países latinoamericanos, entre tanto, se mantuvieron varios años indiferentes al acercamiento de la fecha del Bicentenario. Sólo Chile inició las conmemoraciones con la debida anticipación, desde el año 2000, por la necesidad de refundar la nación tras la dictadura militar.

 

Hubo alguna expectativa –por las circunstancias de la elección del actual secretario general, en contra del voto de Estados Unidos- que la OEA impulsara el Bicentenario de la independencia a nivel continental:

“Teniendo en cuenta lo hecho por el señor Insulza en la Comisión del Bicentenario de Chile, se creyó que desde la OEA impulsaría una celebración continental, pero hasta ahora no ha hecho nada y el Presidente Chávez de Venezuela piensa en un Ciclo Bicentenario Bolivariano” (Columna del boliviano Gastón Solares, “Actividades del Bicentenario”, en

http://www.lostiempos.com/noticias/09-11-06/09_11_06_pv7.php).

 

En su lugar, pero sin relación con ello, el tema fue asumido al interior del sistema iberoamericano, propiamente desde la Organización de los Estados Ibero-americanos para la Educación, la Ciencia  y la Cultura (OEI):

 

“La OEI, como aglutinador y soporte de las actividades y actos conmemorativos con motivo del Bicentenario de la Independencia - 2010, pretende crear un gran movimiento regional encaminados a recuperar la riqueza artística, cultural e histórica de la comunidad iberoamericana” (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page2291.htm).

 

La X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, prevista para finales de julio de 2007 en Valparaíso (Chile), sería el escenario propicio para avanzar en este objetivo.

 

En la reunión preparatoria, llevada a cabo en Lisboa (Portugal) el 9 de mayo, se acordó constituir una comisión para el Bicentenario continental, de la que haría parte España:

 

“El director general de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura español, Carlos Alberdi, señaló a EFE que entre los puntos acordados se aprobó la formación de una comisión de países que elaborarán la agenda para apoyar la celebración de los bicentenarios de las independencias iberoamericanas.

“Recordó que esa comisión estará formada inicialmente por representantes de México, Colombia, Chile y Argentina, Ecuador, El Salvador, Venezuela y España” (http://www.oei.es/noticias/spip.php?article290).

Una vez celebrada la X Conferencia en Valparaíso, la misma agencia EFE informó el 26 de julio la formalización de dicha comisión, pero sin Colombia y sin España:

“Un total de siete países latinoamericanos firmaron hoy en Chile una Carta de Intenciones para la realización de actividades conjuntas en la conmemoración de los Bicentenarios de sus respectivas independencias.

 

“De esta manera, los ministros de Cultura de Argentina, Bolivia, Ecuador, México, Paraguay, Venezuela y Chile, todos países que celebran los doscientos años de la formación de sus primeros gobiernos entre el 2009 y el 2011, acordaron comenzar a trabajar en torno a una agenda común”.

 

(Ver: http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page2962.htm).

 

La firma de la Carta de Intención y la conformación de esta Mesa de Trabajo (que no se habría conformado sin el impulso peninsular) permite a las naciones de América Latina tomar las riendas de la celebración del Bicentenario continental de la independencia.

 

Riosucio, Caldas, 22 de noviembre de 2007

 

 

POSDATA 1: ACLARACIÓN IMPORTANTE

 

No es que los latinoamericanos debamos celebrar SOLOS; al contrario, que lo hagamos muy, muy acompañados, pero no sólo por España, sino de manera universal, porque la irrupción de América Latina a comienzos del siglo XIX fue un hecho universal, que proyectó y sigue proyectando hacia adelante su influencia.


En primer lugar, deberíamos tener cerquita a los otros actores de la independencia latinoamericana (Francia, Inglaterra y Estados Unidos). También a pueblos que han sufrido la colonización, como los africanos, la India, Indonesia, etc. A las grandes potencias que se perfilan al futuro (China, Japón). Y también a ese mundo ignoto de los árabes.


En fin, convertir el Bi-latinoamericano en una conmemoración universal, donde América Latina se exporte en su historia, su riqueza cultural y su espléndida naturaleza, y negocie sus potencialidades.

 

 

POSDATA 2: EL PAPEL DE COLOMBIA

 

La idea inicial de la OEI preveía poner el Bicentenario iberoamericano bajo el liderazgo de Colombia. El 30 de marzo de 2007 el secretario general de la OEI visitó en Bogotá al canciller Fernando Araújo para presentarle la propuesta:

 “Es así como durante su primera visita a Colombia, el Secretario General, Álvaro Marchesi presentó la propuesta no sólo para que el país se vincule sino además lidere este proyecto iberoamericano. Según el Secretario General de la OEI ‘concretar esta iniciativa piloto de tal manera que Colombia lidere esta propuesta sería de gran connotación regional, por la lucha y esfuerzos reconocidos que está realizando este país hacia la construcción de la paz’”

 (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page2291.htm).

Pese a las gestiones personales del señor Marchesi, el Gobierno colombiano declinó participar en la mesa de trabajo creada en Valparaiso en julio, aduciendo, en nota oficial de cancillería, que nuestro país celebraría el Bicentenario en 2019, (http://www.albicentenario.com/index_archivos/Page2846.htm), como eran desde 2005 el fundamento y la finalidad del proyecto “Visión Colombia para el Segundo Centenario 2019”, elaborado por el Departamento Nacional de Planeación.

 

Sólo hasta el 29 de octubre, luego de las elecciones del día anterior, en que ganó la Alcaldía  de Bogotá el candidato partidario de celebrar el Bicentenario en 2010, el gobierno de Colombia desistió de aplazar nueve años el Bicentenario.

 

Posteriormente, el 10 de noviembre, el presidente Álvaro Uribe firmó la Declaración final de la XVII Cumbre Iberoamericana, en la cual se impulsan a nivel de jefes de Estado y de Gobierno los Bicentenarios, pero aún no se conoce si hemos adherido a la mesa de trabajo conformada en Valparaíso para la celebración continental.