PLAN CONTRA LA POBREZA PARA EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE CARTAGENA EN 2011
ACADEMIA DE HISTORIA LOCAL PROPONE DESTACAR MONUMENTOS ESPAÑOLES
Dos tendencias parecen evidenciarse para la conmemoración de los 200 años de la independencia de Cartagena a conmemorarse el 11 de noviembre de 2011 (Fiesta Nacional, por demás): La una, expuesta por la nueva alcaldesa de la ciudad, Judith Pinedo Flórez, reivindica el papel jugado por negros, zambos, mulatos y mestizos en los hechos de 1811, y entiende que el sentido de la independencia hoy es la lucha por la dignidad de los cartageneros, que en su mayoría viven en extrema pobreza, para lo cual da inicio al “Plan contra la pobreza extrema ‘^Pedro Romero’”. La otra celebración la promueve la Academia de Historia de la ciudad, que con motivo de la independencia rinde homenaje a la presencia española en la ciudad y a sus duraderos vestigios, anhelo que se concreta en la propuesta de despejar los alrededores del Castillo de San Felipe: “Así se conseguirá destacar, en toda su magnificencia, el baluarte militar más importante de la colonia en todo el continente americano, que merece figurar entre las maravillas de la humanidad”. Los lectores apreciarán la diferencia.
Discurso de posesión de la alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo 1º de enero de 2008
Tomado de: http://www.lapalabradigital.com/cartagenaampm/index.php?option=com_content&task=view&id=28&Itemid=5
Hace casi doscientos años por este mismo lugar el pueblo cartagenero, apoyado por los Lanceros de Getsemaní que comandaba Pedro Romero, se dirigió hasta la plaza de la aduana para exigirle a la Junta de Gobierno la declaratoria de independencia absoluta de España en contra de la voluntad mayoritaría de sus miembros que preferían aplazar la decisión. Los miembros de la Junta no pudieron más que atender el clamor popular y decretar la independencia. La lucha ejemplar de mestizos, mulatos, zambos y negros reunidos aquí en Getsemaní ha servido desde entonces de ejemplo de múltiples luchas populares para lograr ya no la independencia, sino la libertad. La última expresión fue la pacífica pero contundente manifestación del pasado 28 de Octubre, que -contra todas las predicciones- optó por recuperar el poder para los ciudadanos, bajo la consigna de que a partir de ahora el alcalde somos todos. La de ahora es una lucha por la dignidad de la mayoría de los cartageneros que viven en situaciones de pobreza éticamente inaceptables. Cuando resolvimos recuperar el poder para todos, lo hicimos con el propósito de centrar todos los esfuerzos de la sociedad a cubrir esa deuda social acumulada y a liberar de la miseria a más de 150.000 personas, casi cien mil niños y niñas, que viven en nuestra ciudad por debajo de la línea de pobreza absoluta. Ese es el compromiso que hoy venimos a refrendar aquí en Getsemaní, para luego ir hasta la plaza de la aduana, ya no a esperar la decisión de un gobierno, sino a desde el gobierno liderar la conquista de la libertad real de esos miles de cartageneros y cartageneras. El 11 de Noviembre del 2.011, cuando conmemoremos el bicentenario de la independencia podremos invocar orgullosos a Pedro Romero para decirle que, si bien nos tardamos 200 años, finalmente, concluimos su sueño. El Plan contra la pobreza extrema Pedro Romero que desde mañana mismo pondremos en marcha desde la alcaldía es también la expresión del compromiso con los mandatos de la Constitución colombiana, que en el 2011 cumplirá dos décadas, y que nos impone el deber de proveer lo necesario para garantizar una vida digna a todos y a todas. Para entonces en Cartagena todos tendrán una vivienda digna, acceso a los servicios públicos básicos, oportunidades de ingresos, bienes públicos de calidad que compensen las desigualdades que hay en lo privado y solidaridad con los grupos vulnerables y en situaciones de riesgo. Será un esfuerzo conjunto del Gobierno Nacional, que ya ha expresado su intención de participar en esta cruzada y de todos los sectores de la sociedad cartagenera. Desde la alcaldía todos pondremos nuestro empeño en la ejecución del Plan. El único resultado posible es alcanzar la meta de erradicar la pobreza extrema, cuatro años antes del plazo fijado internacionalmente para alcanzar las llamadas metas del milenio. Como alcaldes de Cartagena tenemos claro que para lograr nuestros propósitos tenemos que construir y crecer la confianza ciudadana en las instituciones. La percepción generalizada es que la alcaldía no estaba al servicio de la ciudadanía, sino al servicio de los intereses particulares de unos pocos. El resultado del 28 de Octubre lo que expresa es que los ciudadanos queremos asumir la alcaldía para liderar el desafío de derribar los muros de la exclusión, de derrotar la discriminación, de entregar en el 2011 UNA SOLA CARTAGENA. Durante nuestra alcaldía no habrá dependencias que pertenezcan a ningún grupo político. El gabinete que hemos designado solo ha sido escogido por sus méritos. Todos comparten el compromiso de poner al ciudadano como eje de la gestión pública. Todos han asumido el reto de consolidar el cambio en las costumbres políticas, de practicar la máxima de que los recursos públicos son sagrados, de trabajar en equipo, de tener más y mejores canales de interacción con el ciudadano. La corresponsabilidad será el pilar fundamental de la relación Distrito-ciudadano. La alcaldía estará al servicio de todos y los ciudadanos cumplirán con sus deberes de manera leal y honesta, serán solidarios con los demás y aportarán oportunamente de acuerdo con su capacidad. Ya hemos anunciado algunos cambios en la estructura de la administración todos dirigidos a ahorrar en lo que no es estrictamente necesario y dirigirlo a lo verdaderamente importante. Necesitamos entidades fortalecidas con capacidad de acción, con recursos suficientes, con verdaderas posibilidades de atender las expectativas ciudadanas. La Cartagena que heredamos se construyó a partir de las plazas alrededor de las cuales se concentraban los símbolos de poder. La que queremos dejar para las próximas generaciones es la que se construye a partir de los símbolos del saber. Los colegios y escuelas serán el centro de la vida de nuestros barrios. Los hitos arquitectónicos que dejaremos para la conmemoración del bicentenario de la independencia serán –entre otros- dos megabibliotecas, verdaderos centros culturales en las zonas periféricas de la ciudad, para que los niños y niñas que hoy viven marginados de toda posibilidad de acceder a los avances del conocimiento y de la tecnología los tengan ahí a la mano, para que el saber deje de ser un instrumento para aumentar las desigualdades y se convierta en la herramienta para ganarle a las trampas de la pobreza. La Cartagena que admiran nuestros visitantes será también un ejemplo de respeto por lo público, será un lugar para encontrarse todos como iguales. Seremos celosos de impedir la apropiación privada de lo que nos pertenece a todos. Nuestros paisajes, nuestras playas, nuestra riqueza monumental estarán para el disfrute colectivo. Nuestros niños y niñas, sin distingos de clase, podrán palpar esa ciudad que hoy les parece inalcanzable. Sabemos que tendremos que afectar intereses privados. Entendemos que los procesos de transformación profundos no son propiamente caminos de rosas. Debemos tomas decisiones difíciles y nuestro único cálculo será el de salvaguardar el interés general. Una de nuestra mayores preocupaciones es la de devolver la tranquilidad de la vida en Cartagena. Nosotros y nuestros visitantes no tendrán miedo. Una política integral de seguridad nos permitirá combinar acciones que enfrenten los factores asociados a los hechos de violencia y delincuencia mediante la construcción de capital social, la disminución de los factores riesgo, el acceso de los ciudadanos a la justicia y el fortalecimiento de la capacidad de acción y reacción del aparato estatal. Queremos que nuestros hijos tengan una ciudad en la que puedan desarrollar sus proyectos de vida sin temor a ser agredidos, en la que no desconfíen de los demás, en la que tengan la certeza de que las autoridades están para protegerlos. Estamos aquí reunidos para testimoniar que aquí y ahora iniciamos un proceso de construcción colectiva de una ciudad que será modelo para Colombia, que resolverá de manera creativa los desafíos contemporáneos de movilidad de un millón de personas diariamente, que hará compatible el desarrollo con los compromisos con las próximas generaciones, que dará ejemplo de decisión y acción colectiva, que se desarrollará a partir del debate democrático y de la construcción de consensos, que tendrá en cuenta su entorno y servirá de dinamizadora de procesos regionales, que será admirada como modelo de ejercicio de poder ciudadano. Como diría nuestro Nobel de Literatura, Cartagena no tiene ni quiere ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración nacional. Creemos con los inventores de fábulas como él, que no es tarde para emprender la construcción de una utopía. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una nueva oportunidad sobre la tierra.
LA PROPUESTA DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CARTAGENA Judith: El Bicentenario VICENTE MARTÍNEZ EMILIANI
Editorial de El Universal, Cartagena, 7 de enero de 2008 En acto público animado y entusiasta tomó posesión de la Alcaldía Judith Pinedo Flórez, quien inicia su mandato bajo los augurios mejores y respaldo multitudinario que se reflejó en las elecciones que la catapultaron al poder con ventaja amplísima. La alcaldesa debe afrontar retos innumerables. Pero, desde ya, sin demorar un solo día, tiene que encaminar su atención a las celebraciones del bicentenario de la declaración de independencia que habrá de presidir en 2011. Y es, cabalmente, ese acontecimiento magno el que ha de constituir motivo central de sus gestiones para lograr el respaldo unificado del gobierno en todos los niveles, encabezado por la presidencia de la República que, sin duda lo brindará con largueza, y del Congreso Nacional y de la empresa privada. Pero hay que comenzar a fijar las metas desde ahora. Con imaginación creadora y con “mandarria”. Para empezar es imprescindible la designación inmediata de una Junta Organizadora de las efemérides que organice la conmemoración de la gran epopeya y trace el plan maestro de actos y un proyecto completo de obras de progreso y beneficio social. En el campo de realizaciones de desarrollo y solución de los principales problemas que afectan a la ciudad, la Academia de la Historia elaboró un proyecto, ya entregado a la Alcaldía, en el cual figuran, entre muchos, los siguientes temas: Despeje de los alrededores del Castillo de San Felipe hasta la entrada de El Espinal y la laguna de San Lázaro, y construcción de una gran Plaza de la Libertad, con jardines amplios, paseos peatonales y ciclovías. Así se conseguirá destacar, en toda su magnificencia, el baluarte militar más importante de la colonia en todo el continente americano, que merece figurar entre las maravillas de la humanidad. Edificación de un gran centro administrativo y de gobierno en la zona norte o en el suroccidente, para trasladar las oficinas de las ramas diversas del poder público que se amontonan en el espacio estrecho del recinto amurallado, donde se hacinan de modo delirante las principales actividades oficiales, comerciales, bancarias y estudiantiles. Recuperación real y verdadera de caños y lagunas. Solución integral al drama del cerro de La Popa, así: Desocupación y traslado de los centenares de familias que ocupan las faldas de la colina. Construcción de un gran barrio o ciudadela para reubicar a los erradicados de sectores de invasión, con viviendas y calles, así como una central de transporte. Expropiación por vías legales de los lotes en La Popa sobre los cuales existen títulos de propiedad a nombre de personas naturales o jurídicas. Instalación de vallas de seguridad a 25 ó 30 metros de altura de las bases, que impidan el acceso de nuevos invasores y, La instalación de un sistema de teleférico que facilite la subida al Convento y a la Iglesia de la Candelaria. Construcción de espolones amplios a lo largo de la costa, desde Crespo hasta Bocagrande, según estudios realizados por el ingeniero Iribarren. La recuperación de tierras permitirá desplazar el curso de la Avenida Santander, cuyo retiro prudencial de las murallas, desde el Fuerte de la Tenaza hasta el de Francisco Javier, es necesario, ya que servirá para preservar las fortalezas que afrontan serios peligros por la elevación del anunciado y demostrado nivel oceánico. El cambio de la avenida servirá además para el establecimiento de estacionamientos imprescindibles de vehículos y hará posible, en el futuro, el tráfico hacia Bocagrande, ya embotellado. Y punto. El bicentenario es el gran desafío que debe encarar la nueva administración de la “Mariamulata”. Buena suerte. |