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BOGOTÁ: ¿DOS BICENTENARIOS?

 

 

Por fin Colombia se enruta hacia la conmemoración de los 200 años de la independencia en 2010. No se sabe cuáles son más difíciles de abrir: si las puertas políticas o las puertas mentales. Ya se abrió el portón político. ¿Cómo motivar ahora el espíritu Bicentenario en un país donde hace mucho tiempo no llega ni el Espíritu Santo?

 

Samuel Moreno, nuevo alcalde de Bogotá, y el presidente Uribe, algo así como el agua y el aceite, convocaron al mismo tiempo a celebrar los 200 años de la independencia en 2010. Es una situación parecida a la de México, pero con signos inversos.

 

En ambos casos el alcalde de la ciudad capital es del partido contrario al del presidente de la República. Pero mientras en México esa situación paradojal derivó de que la izquierda perdiera unas elecciones, en Colombia es al revés: la izquierda ganó unas elecciones.

 

En México, por la reñida elección del presidente Calderón, los partidarios de López Obregón se atrincheraron institucionalmente en Ciudad de México, y físicamente, o sea, ¡de verdad!, en la Plaza del Zócalo. El 16 de septiembre del año pasado el presidente de la República no pudo presidir la ceremonia del Grito de Independencia (un grito también de verdad), porque el alcalde de Ciudad de México autorizó que los opositores al gobierno nacional acamparan en dicha plaza, y Vicente Fox tuvo que dar el grito en Morelos. Por los mismos motivos, en México hay dos Bicentenarios: el nacional y el de la capital.

 

En Colombia, al contrario, no es que la oposición se atrincherara en la capital, como en México, sino que el presidente de la República intenta sitiar a la oposición en el perímetro de Bogotá.

 

El candidato perdedor, Peñalosa, no sólo era el favorito del presidente, sino que encarnaba el proyecto de Álvaro Uribe de proyectar su obra de gobierno hasta 2019, con el pretexto de que, supuestamente, ese año Colombia arribaría "a dos siglos de vida independiente" (introducción al documento DNP "Visión Colombia para el II Centenario 2019"), por cumplirse ese año 200 años de la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819).

 

En este sentido el presidente llegó incluso a concertar con Peñalosa -en plena campaña- una partida en el presupuesto nacional para el programa "Bogotá, Ciudad del Segundo Centenario" (lo que originó que la Procuraduría pidiera una investigación contra el presidente por indebida participación en política).

 

Para acentuar las cosas, dos días antes de las elecciones, la ex ministra de cultura, Elvira Cuervo de Jaramillo, nominada (pero no posesionada) por Uribe como directora ejecutiva del programa presidencial para el Bicentenario, adhirió a la candidatura de Peñalosa.

 

Por su parte, el candidato de la izquierda, Samuel Moreno, había incluido en su programa de gobierno (inscrito el 23 de agosto pasado en la Registraduría Nacional del Estado Civil) la celebración de los 200 años de la independencia en 2010, como ha sido el consenso historiográfico del país, en memoria del grito de independencia del 20 de julio de 1810.

 

Aunque el tema del Bicentenario no estuvo explícito en la campaña, al ganar Samuel Moreno las elecciones eran un hecho los festejos patrios de 2010 en la propia capital de la República, y al presidente Uribe le quedaría muy difícil sostener en adelante la caña de los famosos dos siglos de independencia en 2019.

 

De esta manera, con el pragmatismo que lo caracteriza, al día siguiente de las elecciones el presidente convocó a nivel nacional al Bicentenario en 2010 para no dejarse quitar las banderas, ni concederle esa ventaja a la oposición para las próximas elecciones presidenciales, a llevarse a cabo justo en 2010.

 

Hecho esto, el presidente se encerró en palacio y a la fecha, dos semana después de los comicios regionales y locales, no ha recibido al alcalde electo de Bogotá.

 

Los colombianos vamos a estar de plácemes, porque merced a la incomunicación de los habitantes del Palacio Liévano (sede de la alcaldía) con sus vecinos de la Casa de Nariño (sede presidencial), vamos a tener en 2010 dos conmemoraciones del Bicentenario de la independencia.

 

Aquí lo que menos importa es este intrilingüis político (aunque no es cosa de poca monta que el Bicentenario sea convocado, aunque por distintas vías, por el Gobierno y por la oposición).

 

Lo verdaderamente trascendente es que en uno y otro escenario los colombianos vamos a tener por fin ocasión de "revisitarnos" -como dicen en Chile-, 200 años después de la emancipación del imperio español, y de hermanarnos con los otros países de América Latina en la celebración continental del Bicentenario, de la que ya nos habían marginado.

 

Pero no se crea que el mero triunfo electoral de Samuel Moreno a la Alcaldía de Bogotá el 28 de octubre baste para explicar que el Gobierno Nacional cesara en su intención de postergar el Bicentenario para 2019. Otros hechos y otros actores concurrieron a la rectificación presidencial, como fueron:

 

-La unión desde 2005 de toda la comunidad de historiadores en el Comité “José Manuel Restrepo” para impulsar el Bicentenario en 2010;

 

-La celebración en agosto de este año, en la Universidad Nacional de Bogotá, del XV Congreso de Colombianistas, bajo el lema “Independencia e independencias”;

 

-El trámite silencioso en el Congreso de la República de un proyecto de ley conmemorativa para 2010;

 

-La visita en marzo pasado del secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Alvaro Marchesi, al canciller colombiano, para invitarlo a liderar el Bicentenario continental;

 

-La visita a Bogotá de Ariruma Kowii, presidente del Bicentenario en Ecuador, el mes de septiembre, sin encontrar interlocutor sobre el tema en Colombia;

 

-La creación en Valparaíso, Chile (julio) de una mesa de trabajo de siete países latinoamericanos para una celebración conjunta del Bicentenario entre 2009 y 2011, y, finalmente,

 

-La proximidad de la celebración en Chile de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, que tenía entre sus temas, como efectivamente quedó en la Declaración final del 10 de noviembre, el objetivo de “impulsar, a partir del año 2009, la conmemoración de los bicentenarios de la Independencia de varias naciones iberoamericanas”.

 

Con todos estos hechos respirándole al cuello, más el triunfo contundente de Samuel Moreno con su propuesta de Bicentenario, el presidente Uribe no tenía otro camino que unirse al consenso nacional y latinoamericano alrededor de las efemérides del año 2010.

 

Riosucio, Caldas, 11 de noviembre de 2007