LA POLÍTICA DE NO-CELEBRACIÓN

DEL BICENTENARIO EN COLOMBIA

 

La conmemoración de los 200 años de la independencia en Latinoamérica, que se cumplirá entre 2009 y 2011, ha estado particularmente sujeta a los vaivenes de la política interna de cada uno de los países, y tal vez por ello está aún lejos de convertirse en la gran fiesta que sería de esperar, comparable a lo que fueran en su momento los bicentenarios de la Revolución Francesa o de la independencia de los Estados Unidos.

 

Chile inició desde el año 2000 los preparativos para las conmemoraciones de 2010. Pero pasaron seis años antes que otro país organizara formalmente la celebración oficial, como es el caso de México en 2006, aunque el presidente de la Comisión del Bicentenario renunció en medio de la controversia partidista por la elección del presidente de la República. En Bolivia la celebración del Grito Libertario de 1809 no sólo es disputada entre las ciudades de Sucre y La Paz sino que en el cambio de gobierno, la convocatoria a una Asamblea Constituyente opacó el Bicentenario. La Argentina comenzó preparativos en 2000 pero las crisis políticas hicieron naufragar los primeros aprestamientos, que sólo se retoman en 2006, aunque con pequeños foros y sin mayor entusiasmo para la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Buenos Aires en 2010. En Venezuela una vaga propuesta de Ciclo Bicentenario Bolivariano reemplaza los 200 años de la independencia. En Ecuador la celebración se centra en Quito, sin que los cambiantes gobiernos consoliden una propuesta nacional para 2009.

 

En Colombia, mientras tanto, no es que los avatares de la política interna nos estén haciendo coger de la noche, sino que se impone concientemente una descabellada política de no-celebración del Bicentenario de la independencia.

 

Las razones son de tipo político y no histórico; o mejor, utilizar un argumento histórico para fines políticos, y tienen que ver con las miras del presidente Alvaro Uribe Vélez.

 

En su particular entendimiento, el presidente Uribe piensa que para que Colombia salga del despeñadero en que lo han sumido los últimos tres o cuatro gobiernos (no desde 1492, 1886 o 1948), es necesario que haya una política consistente en el mediano plazo, para lo cual no basta un cuatrienio presidencial, sino que se requiere la sucesión de cuatro o cinco períodos presidenciales.

  

Para ello ha seguido varias estrategias:

     

1) Cambiar la Constitución para permitir la reelección presidencial inmediata (acaba de ser reelegido hasta 2010 con el abrumador 70% de los votos) y organizar nuevos partidos políticos afines (Partido de “la U” y Cambio Radical) que prolonguen su proyecto de “Estado Comunitario”,

 

2) Proponer a Colombia como sede del Mundial de Fútbol para 2014, y

  

3) Diseñar un plan de desarrollo a 14 años (2005-2019). La Constitución sólo permite planes de desarrollo cuatrienales (por período presidencial), pero tampoco prohíbe que se haga un ejercicio de prospectiva. Ya en el Departamento de Antioquia, del que Uribe fue gobernador, se ejecuta desde hace varios años el plan "Visión Antioquia 2020". Ahora se le dio alcance nacional con el plan "Visión Colombia para el Segundo Centenario 2019".

 

Pero lanzar un plan de esa envergadura necesitaba un sustento muy fuerte, que desviara las sospechas de aspiraciones políticas, y qué mejor que vincularlo con un acontecimiento simbólico tan prominente como el Bicentenario de la independencia nacional. Sólo que la independencia siempre ha tenido como referente el año 1810, cuando en seis ciudades se presentan sendos movimientos independentistas, y propiamente el 20 de julio de 1810, fecha en que en Santafé de Bogotá es derrocado y hecho preso el virrey español, y desde 1873 el Congreso Nacional declaró el 20 de Julio fue declarado como el Día de la Independencia. Entonces los asesores de Palacio recomendaron trasladar la fecha de independencia para el 7 de agosto de 1819, fecha de la batalla de Boyacá, que sella la emancipación, lo que permite aplazar la conmemoración hasta 2019, para que sea el apoteosis de la obra comenzada por el presidente Uribe en 2002.

  

Esto es lo que tiene indignado aún a sectores tan tradicionales como la Academia Colombiana de Historia, pues nada justifica, en ningún país del mundo, que le mutilen 9 años de existencia como nación independiente.

  

En este sentido ha expresado la Academia, en escrito de su secretario, señor Roberto Velandia, la siguiente crítica al propósito gubernamental:

 

“Continúa la política de desconocimiento de la Historia Patria con el proyecto del Gobierno Nacional de sustituir el 20 de julio de 1810 como Día de la Independencia Nacional por el 7 de agosto de 1819, día de la batalla de Boyacá, con lo cual viene a cometer un atentado contra la Historia Nacional, a tergiversarla, a violentar una tradición de dos siglos, pues ese 20 de julio está consagrado por la nación y por la historia (...) Al efecto, el Gobierno Nacional ha propuesto la conmemoración del Bicentenario para el 7 de agosto de 2019 y la ha encomendado a un organismo de planeación integrado por tecnólogos, quienes la han programado como ejecución de un conjunto de obras públicas, carreteras y puentes, prescindiendo totalmente del sentido histórico de la conmemoración” (Boletín de Historia y Antigüedades, órgano de la Academia Colombiana de Historia, Bogotá, vol. XCIII, ene-feb-mar. 2006, No. 832, pág. 6).

 

Por su parte, los Departamentos de Historia de las universidades de la capital conformaron desde comienzos de 2006 el “Comité Bicentenario de la Independencia ‘José Manuel Restrepo’”, con miras a preparar el 2010 desde el ámbito académico.

 

Los reiterados llamados de los historiadores al Gobierno Nacional para que dé comienzo a los preparativos del Bicentenario de 2010 son sistemáticamente desoídos, y sólo la Ministra de la Cultura manifestó en alguna ocasión que encargaría al director de la Casa Museo 20 de Julio para que presentara una propuesta de Bicentenario, la que nunca se concretó.

 

De contera, en un país presidencialista como el nuestro, sin el impulso oficial no existen aún iniciativas privadas ni de los sectores sociales que permitan que Colombia arribe decorosamente al año 2010 a celebrar 200 años de vida independiente.

 

Riosucio, Caldas, Colombia, 23 de febrero de 2007

 

Luis Javier Caicedo

Editor de la página www.albicentenario.com

 

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