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LA LEY DEL BICENTENARIO DE RIOSUCIO (CALDAS)
Riosucio fue fundado en la misma fecha de la Batalla de Boyacá, lo que lo convierte en el Primer Municipio surgido en la República. Esta circunstancia está grabada en el ADN de todos los riosuceños, que con orgullo la resaltan en el Himno Municipal:
En efecto, Riosucio surgió de la unión de dos pueblos (no solo parroquias) que ya tenían dos siglos de existencia: el pueblo de indios de Nuestra Señora Candelaria de la Montaña y el pueblo mulato del real de minas de San Sebastián de Quiebralomo, los cuales llevaban pleitiando desde 1760 la posesión del sitio llamado Riosucio, ubicado al pie del cerro Ingrumá y dentro del resguardo indígena. Sólo cuando llegó la Independencia pudieron indígenas y mulatos compartir el mismo sitio, en un proceso de unificación que demoró cinco años en concretarse. Primero se firmó un Convenio de Unión (28 de noviembre de 1814) y cinco años después de completa el traslado efectivo de los dos pueblos con sus respectivos templos (7 de agosto de 1819), lo cual explica porqué en Riosucio existen dos plazas principales y dos iglesias principales, separadas o unidas Usegún se mire) por una sola calle de distancia. La unificación fue impulsada por José Bonifacio Bonafont, cura de La Montaña, y José Ramón Bueno, cura de Quiebralomo, y sancionada oficialmente por Manuel José Lozano, Juez Mayor de la ciudad-provincia de Anserma, por el Cabildo de Anserma y por el Obispo de Popayán. El hecho que Riosucio haya surgido de la Guerra de Independencia, emparenta a la “Perla del Ingrumá” con ciudades del rango de Bogotá, Mompox, Ocaña o Cartagena. Pero Riosucio es una Ciudad de la Independencia no tanto en el plano de las acciones militares (que en Riosucio y Supía las hubo por ser frontera entre Cauca y Antioquia), sino porque encarna los cambios sociales correspondientes con los indearios de la revolución, específicamente en lo que tiene que ver con las reglas relativas a poblamiento y razas. Como se vio, desde mediados del siglo XVIII los mulatos de las minas de Quiebralomo venían haciendo intentos de formar un pueblo en el sitio llamado Riosucio, que quedaba dentro del resguardo del pueblo de indios de la Montaña; pero las leyes del sistema colonial impedían que al interior de los pueblos indígenas se asentaran personas de otras razas. La llegada de la Independencia relajó esta regla y sólo entonces fue posible efectuar la fundación, por lo que el nuevo pueblo, como corresponde típicamente a los pueblos republicanos, no solo fue habitado por indígenas y mulatos, sino que quedó abierto a la llegada y asiento de otras poblaciones, como lo expresara uno de los párrocos fundadores:
Dos años después de la fundación de Riosucio, el Congreso de Cúcuta sancionó este cambio de paradigma en la primera ley de la nueva República sobre Resguardos Indígenas:
Como lo había previsto el padre Bonafont, a partir de su fundación Riosucio experimenta un acelerado proceso de mestizaje entre los pueblos originarios, al que pronto se agrega la inmigración de europeos atraídos por las minas de oro de Marmato y más tarde el masivo ingreso de antioqueños. En el siglo XX este proceso fue resaltado por el intelectual riosuceño Otto Morales Benítez, quien hizo de la teoría del mestizaje uno de los signos de identidad colombiana, lo que llevó al maestro Germán Arciniegas a catalogar a Riosucio como “la imagen de la República”: “¿Por qué me entusiasmo por Riosucio? Sencillamente porque en cierto modo es la imagen de la República. Es el municipio que nace en el día en que comienza realmente la vida independiente de Colombia” (García Mejía, Hernando y otros. “Germán Arciniegas a Otto Morales Benítez”, en VI Encuentro de la Palabra, Manizales, Biblioteca de Escritores Caldenses, 1990, pág. 29). Sin embargo, así como la Independencia abrió los pueblos de indios a otras poblaciones, igualmente conservó la vigencia de las tierras de resguardo (al menos en lo que fue el Gran Cauca), lo que implicó límites estructurales al mestizaje. Nancy Appelbaum, investigadora estadounidense, demostró que el imaginario del mestizaje fue muy fuerte en el área urbana, pero no fue compartido plenamente en el área rural, donde las comunidades indígenas (además de La Montaña, antes de la Colonia ocupaban territorio hoy riosuceño los pueblos de indios de San Lorenzo, Cañamomo y Supía) siguieron reclamando su diferencia y sus derechos (Dos plazas y una nación: raza y colonización en Riosucio, Caldas, 1846-1948, Bogotá, 2005), lo que se refleja hoy en el mapa de la división política del Municipio contemplado en el PBOT de 2003, donde se observa que el área urbana convive con cuatro resguardos indígenas, provenientes de la época de la Colonia. Aun así, Riosucio sigue siendo “la imagen de la República”, en la medida que el paradigma homogenizante de la República surgida de la Guerra de Independencia fue transformado por la Constitución de 1991 en una República multicultural, ideario que tiene en Riosucio un importante referente, no exento de las tensiones que han acompañado al municipio desde antes de su fundación.
El 26 de abril de 2017 el senador Mauricio Lizcano, siendo presidente del Congreso, presentó ante la Comisión Segunda del Senado el proyecto de ley para la conmemoración de los 200 años de la fundación de Riosucio. Hasta aquí no hay problema. El problema se presenta cuando para elaborar la Exposición de Motivos el senador plagia dos párrafos de un folleto editado por la Corporación Carnaval de Riosucio, en los que ni siquiera se menciona al Diablo del Carnaval, y sin citar la fuente ni usar comillas, de su propia cosecha agrega una versión completamente falsa sobre el surgimiento del pueblo, según la cual al momento de la fundación se erigió una estatua de Jesucristo para dividir las dos iglesias que le dieron origen al pueblo; que luego dicha estatua fue reemplazada por otra del Diablo, y que posteriormente se creó el Carnaval para honrar la estatuilla. Sólo le faltó escribir que Riosucio fue fundado por el mismísimo demonio El folleto de la Corporación dice: (Corporación Carnaval de Riosucio, “A Riosucio, por siglos sin cuento”, sin fecha, tal vez 2014, disponible en: http://repositorio.uac.edu.co/handle/11619/1798). El texto de la Exposición de Motivos (y de la ponencia para primer debate) es como sigue:
Esta descabellada versión contiene errores históricos de bulto: 1) El Cantón de Supía no existió en la Colonia, sino en la primera división político-administrativa de la República; 2) Las parroquias de Quiebralomo y La Montaña no se fundaron en 1819, ambas existían desde cien años antes y en 1819 se trasladaron al sitio de Riosucio para dar lugar al pueblo del mismo nombre; 3) Nunca hubo una imagen de Jesucristo separando las dos parroquias originales, sino una cerca divisoria, a la que el Carnaval nunca le rindió honores sino que, por el contrario, la derribó. Pero más allá de la falta de rigurosidad, la exposición de motivos echa por la borda el esfuerzo de varias generaciones de riosuceños por explicarle a los colombianos que el Diablo del Carnaval no es el demonio de la religión católica, sino una versión local de los diablitos que aparecen en casi todos los carnavales para simbolizar que en las carnestolendas el mundo se vuelve al revés, y que en Riosucio tiene el valor agregado de ser el personaje que concilia con su risa, su guarapo y su vejiga de cerdo las rivalidades que subyacen a la fundación del pueblo. Afortunadamente la Mesa Municipal del Bicentenario, encargada de coordinar las efemérides, intervino para que esta desafortunada presentación de la fundación de Riosucio fuera modificada en la ponencia para el segundo debate, la cual quedó como se trascribe a continuación:
INFORME DE PONENCIA SEGUNDO DEBATE PROYECTO DE LEY 238 DE 2017 SENADO. por medio de la cual la Nación y el Congreso de la República se asocian a la conmemoración del Bicentenario del municipio de Riosucio en el departamento de Caldas, se le rinden honores y se dictan otras disposiciones.
Tomado de: http://www.imprenta.gov.co/gacetap/gaceta.mostrar_documento?p_tipo=27&p_numero=238&p_consec=49467
Bogotá, D. C., 10 de octubre de 2017 Asunto: Ponencia para segundo debate al Proyecto de ley número 238 de 2017 Senado, por medio de la cual la Nación y el Congreso de la República se asocian a la conmemoración del Bicentenario del municipio de Riosucio, en el departamento de Caldas, se le rinden honores y se dictan otras disposiciones. Respetado Presidente: En cumplimiento de lo establecido en los artículos 150, 153 y 156 de la Ley 5ª de 1992 y, en desarrollo de la tarea que me fue asignada por la Mesa Directiva de la Comisión Segunda del honorable Senado de la República, pongo a consideración de los miembros de la honorable Plenaria del Senado el informe de Ponencia para Segundo Debate al Proyecto de ley número 238 de 2017 Senado, por medio de la cual la Nación y el Congreso de la República se asocian a la conmemoración del Bicentenario del municipio de Riosuc io en el departamento de Caldas, se le rinden honores y se dictan otras disposiciones. La presente ponencia consta de las siguientes partes: I. Trámite. Presenté el proyecto de ley objeto de estudio el 26 de abril de 2017, publicado en la Gaceta del Congreso número 282 de 2017 el día 28 del mismo mes. Rendí ponencia de primer debate el 15 de mayo del año en curso, siendo publicada en la Gaceta del Congreso número 376 de 2017. Fue aprobado en primer debate en la Comisión Segunda del Senado de la República, cuyo texto aprobado se encuentra publicado en la Gaceta del Congreso número 763 de 2017 . II. OBJETO Y CONTENIDO DEL PROYECTO DE LEY El objeto del proyecto analizado es asociar al Congreso de la República y a la Nación a la conmemoración de los 200 años de fundación del municipio de Riosucio, Caldas, rindiéndole homenajes. El texto consta de 6 artículos, incluida su vigencia, así: - El primer artículo asocia a la Nación y al Congreso de la República a la conmemoración de los 200 años de fundación del municipio de Riosucio, Caldas, rindiendo público homenaje, exaltando las virtudes de sus habitantes. III. JUSTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INICIATIVA Riosucio es más que un hermoso lugar en medio de nuestras montañas: es la manifestación de la pujanza, la perseverancia, la alegría y las tradiciones de nuestra región cafetera. Situado en la esquina noroccidental del departamento caldense, limitando con Antioquia al norte y con Risaralda al sur y el occidente, cuenta con 100 veredas, 2 corregimientos y 4 resguardos indígenas. Riosucio es el tercer municipio en Caldas en cuanto a población rural, y gracias a su temperatura, su geografía y sus recursos hídricos, cuenta con un gran potencial agrario, el cual desarrolla sobre todo por medio del cultivo del icónico café colombiano. El territorio que en la actualidad ocupa el municipio de Riosucio, perteneciente al Alto Occidente del departamento de Caldas, fue habitado por la Nación Umbra, de la familia Chibcha, que se enfrentó a los españoles que desde 1536 invadieron y se asentaron, atraídos por las minas de oro que abundan en la comarca. Este fue uno de los motivos de la fundación de Anserma, tres años después. A pesar de la mortandad causada por los europeos, tanto en las guerras como con sus enfermedades, así como con la esclavitud minera, los umbras no se extinguieron. Sus descendientes viven hoy en los cuatro resguardos indígenas establecidos en jurisdicción riosuceña. Por otra parte, los hispanos traían consigo esclavos africanos y al estabilizarse las explotaciones auríferas importaron muchos más. Con el correr de los años, se establecieron en caseríos de marcado carácter negro, como son Quiebralomo, en Riosucio; Guamal y Obispo, Supía, y Marmato. Al comenzar la Colonia, el territorio quedó adscrito a la Provincia de Anserma, Gobernación de Popayán. El aumento de la población fue estrechando la disponibilidad de tierras, lo cual hizo del llamado sitio de Río Sucio, objeto de los intereses del pueblo indígena de Nuestra Señora de la Candelaria de La Montaña y de los mulatos libres del real de minas de San Sebastián de Quiebralomo. La confluencia de intereses derivó en agrias disputas, que a lo largo de casi todo el siglo XVIII mantuvieron ocupada a la Real Audiencia con sus pedimentos. Cada uno quería para sí solo el lugar. En 1769, el Virrey Pedro Messía de la Cerda lo adjudicó en mancomunidad, lo cual obligó a montañas y quiebralomeños a considerar la posibilidad de vivir juntos. Mucho tiempo les costó asimilar la idea. Apenas en 1814 se reunieron por primera vez, para fijar condiciones de traslado al pie del cerro de Ingrumá, donde hoy está Riosucio. La más notable fue la negativa a mezclarse. Desde entonces, comenzó un éxodo que se retrasó debido a la Guerra de Independencia, puesto que la comarca fue lugar de paso de tropas españolas y patriotas. Además, La Montaña abrazó la causa independentista, mientras Quiebralomo siguió fiel a la realista. Se considera que ambas comunidades culminaron sus respectivos traspasos en agosto 7 de 1819, mientras el ejército libertador daba cuenta de la última resistencia chapetona, al otro lado del Nuevo Reino, en el Puente de Boyacá. Se juntaron pero no se revolvieron: cada una construyó su iglesia, trazó su plaza, mantuvo su cura y su alcalde, separados por solo una cuadra de distancia, camino real de por medio. El lugar fue conocido como la Unión de las Parroquias de Quiebralomo y La Montaña en el Sitio de Riosucio y no fue fundado a la usanza española. En 1823 hicieron colectas para establecer la escuela de primeras letras conjunta, mientras cada vez más tenían un solo párroco. Sin embargo, las desavenencias prosiguieron y en 1825 debieron ser separados ambos vecindarios por una cerca, para evitar conflictos sangrientos. A lado y lado de ese primitivo Muro de Berlín criollo, unos y otros vecinos se gritaban apodos, insultaban, arrojaban piedras, según la historiadora riosuceña Purificación Calvo. De esa manera, comenzaron a ejercitarse en el uso de la palabra y el manejo de la ironía y el sarcasmo que caracterizan el Carnaval de Riosucio. A pesar de la enemistad, se necesitaban mutuamente. El amor cumplía con su parte, pues crecía el número de uniones matrimoniales entre miembros de una y otra, como se comprueba en los archivos parroquiales riosuceños. En 1846 las dos jurisdicciones fueron unidas por decreto del gobierno del Cauca, con el nombre Riosucio, el primero de origen español que se conoció en esa región desde 1537. La cerca desapareció. Ello puso en peligro las fiestas que en unas y otras se llevaban a cabo, que al refundirse dieron origen al carnaval. Como símbolo de dos comunidades que lucharon por el mismo territorio, Riosucio tiene dos plazas y dos iglesias principales, una bajo la advocación de La Candelaria y la otra de San Sebastián, los pueblos que le dieron origen. Espiritualmente es uno, próximo a cumplir 200 años. Hoy día, además de ser reconocido por su Carnaval, Riosucio se considera el centro artesanal de Caldas, pues los resguardos indígenas conservan muchas de sus antiguas tradiciones. Destacan la alfarería y la cerámica, la cestería y la talla en madera. Además, su riqueza y variedad de su folclor, su música y sus danzas han obtenido amplio reconocimiento en escenarios nacionales e internacionales. Riosucio debe hacer parte del desarrollo del país, no solo desde una perspectiva económica, sino humana, que tenga en cuenta las necesidades y sueños de sus habitantes, que permita conservar sus tradiciones y su cultura. Los riosuceños conservan tradiciones de gran antigüedad, algunas de las cuales contienen elementos que se remontan a sus ancestros prehispánicos y con sus manos construyen más que hermosas artesanías: construyen país. Es por ello pertinente que el Congreso se asocie con tan hermoso y ejemplar municipio, para apoyar su desarrollo por medio del presente proyecto de ley. Riosucio necesita mejorar sus condiciones de vivienda urbana y rural, terminar la pavimentación de vías, conectar su área urbana con el acueducto nacional de occidente, modernizar el sistema de tratamiento de aguas residuales y restaurar el centro histórico urbano. El camino hacia el progreso de Riosucio es largo, pero estamos dispuestos a recorrerlo con empeño y dedicación. En el artículo cuarto del presente proyecto de ley se plantea un listado de posibles inversiones que se pueden realizar dentro de la asociación de la Nación con esta importante celebración: - Construcción de la Ciudadela Educativa: Este será un espacio destinado para eventos, exposición y difusión de gran variedad de actividades artísticas, culturales, recreativas, deportivas y educativas. La historia de Riosucio nos enseña que no es separados sino juntos que podemos avanzar: cuando se unificaron las dos parroquias, terminando las riñas y las diferencias que tenían dividida esta región, se creó un solo municipio, doblemente rico, doblemente fuerte y doblemente enérgico. La celebración del Carnaval ha permitido superar y dejar atrás los odios que marcaron su historia. Representa el respeto por la diversidad cultural y su interactuar en armonía, constituyéndose en una propuesta para la solución de las diferencias sociales. Hoy el país se encuentra en un momento crucial que necesita tomar a Riosucio como ejemplo: es juntos y no separados que podemos transformarnos y ser una Colombia verdaderamente unida y en paz. Los riosuce ños nos han enseñado que a los malos tiempos, como al diablo, no hay que temerles, sino que hay que convertirlos en carnaval. Es para mí un honor poder presentar esta iniciativa. IV. PLIEGO DE MODIFICACIONES
No se plantean modificaciones en los demás artículos. V. IMPACTO FISCAL Esta iniciativa se presenta acorde con la facultad que otorga el artículo 140 de la Ley 5ª de 1992. Cumple con lo ordenado por la Corte Constitucional en la Sentencia C-290 de 2009, ya que no establece una orden de carácter imperativa al Gobierno nacional y no se ejerce presión sobre el gasto público, ya que se le respeta al Gobierno el ámbito de su competencia para considerar la incorporación de las partidas presupuestales, de acuerdo con la disponibilidad de recursos y con el marco fiscal de mediano plazo. De aprobarse esta ley de la República, le corresponderá al Gobierno nacional decidir la inclusión en el proyecto de presupuesto los gastos que se decretan en ella. Las apropiaciones presupuestales contenidas en el proyecto de ley se justifican además por la urgente necesidad de la comunidad. Un merecido homenaje de parte de este Congreso a los habitantes y a la historia de Riosucio en su bicentenario, que permitirá a sus dirigentes institucionales y cívicos gestionar el desarrollo y ejecución de los programas propuestos en este proyecto de ley ante el Gobierno nacional. VI. PROPOSICIÓN Con fundamento en las anteriores consideraciones, de manera respetuosa solicito a la honorable Plenaria del Senado de la República, dar segundo debate al Proyecto de ley número 238 de 2017 Senado, por medio de la cual la Nación y el Congreso de la República se asocian a la conmemoración del Bicentenario del municipio de Riosucio en el departamento de Caldas, se le rinden honores y se dictan otras disposiciones, con las modificaciones propuestas. Cordialmente, [Mauricio Lizcano]
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