LA ALCALDIA DE BOGOTÁ EDITA LA “RUTA DEL BICENTENARIO”
Nota de Albicentenario. Una guía imprescindible para visitar Bogotá en cualquier tiempo. Esperamos que los sitios (con sus barrios) permanezcan aun para el Tricentenario.
Quien desee hacer el mismo recorrido, no desde el despliegue de color, cuadros y párrafos breves que se estilan en las guías para turistas, sino desde la mágica seducción de la literatura, puede consultar la obra ALBUM DEL SESQUICENTENARIO, de Daniel Ortega Ricaurte (Aedita Editores-Cromos, 1960), una joya bibliográfica, escrita en una prosa elegante que se atreve a intimar con lugares y personajes de la época, como puede hacerlo un decano de la historiografía tradicional, logrando recrear una crónica vivaz del momento de la independencia, que se hace más auténtica con las ilustraciones en tinta de rincones emblemáticos de la capital. Este libro fue reeditado en 2010 por la Academia Colombiana de Historia, con el título ALBUM DEL BICENTENARIO
(http://www.librerianacional.com/es/index.php?option=com_catalogo&task=mostrarDetalleProducto&idProducto=267939 y
http://www.iberlibro.com/servlet/BookDetailsPL?bi=881865641&searchurl=an%3DORTEGA%2BRICAURTE%252C%2BDaniel)
REALICE EL TRAYECTO DE LA
“RUTA DEL BICENTENARIO EN BOGOTÁ 1810-2010”
Tomado de: http://www.patrimoniocultural.gov.co/recorridobicentenario.php
(aquí puede descargar la cartilla en PDF)
Para visualizarla de manera más cómoda, hágalo en: http://issuu.com/fcastle/docs/ruta_bicentenario_def?mode=embed&layout=http%3A//skin.issuu.com/v/color/layout.xml
La Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y el Instituto Distrital de Turismo, lo invitan a descargar el mapa o la guía de bolsillo de la “Ruta del Bicentenario en Bogotá 1810-2010”, para que usted mismo realice el recorrido peatonal por los sitios en donde se desarrollaron los principales acontecimientos de la gesta de la Independencia en la Capital.
Con la realización de esta Ruta la Alcaldía Mayor de Bogotá busca que los ciudadanos redescrubran como era Bogotá en el año 1810, identifiquen los lugares en donde se desarrollaron los principales acontecimientos del Grito de Independencia y se aproximen a la memoria urbana, con el propósito de generar una reflexión sobre la importancia de la conservación y la revitalización del patrimonio cultural.
La ruta se desarrolla en el barrio de la Candelaria y usted puede recorrer 44 sitios emblemáticos, entre ellos: el Claustro de San Agustín, la Plaza de Bolívar, la terraza del Capitolio Nacional, el Museo Iglesia Santa Clara, la Catedral Primada y el Claustro del Rosario.
Los ciudadanos podrán realizar los recorridos utilizando la guía de bolsillo Ruta del Bicentenario en Bogotá 1810-2010. Y para quienes quieran realizar el recorrido con un guía acompañante los distintos operadores del sector turístico ofrecen entre sus paquetes la ruta con precios cómodos
SITIOS QUE COMPRENDE LA RUTA
1. Iglesia de San Agustín y Ministerio de Hacienda 2. Museo Francisco José de Caldas 3. Claustro de San Agustín 4. Jardines Casa de Nariño 5. Observatorio Astronómico 6. Iglesia museo de Santa Clara y Dirección de Patrimonio Mincultura 7. Plaza de
Bolívar 8. Capitolio Nacional 9. Palacio Liévano y Palacio Municipal 10. Palacio de Justicia 11. Catedral Primada 12. Casa Consistorial 13. Capilla del Sagrario 14. Palacio Cardenalicio 15. Museo de la Independencia / Casa del Florero 16. Almacén Ley
17. Tiendas de artículos religiosos 18. Centro Cultural Gabriel García Márquez 19. Dirección de Artes Mincultura 20. Farmacia 21. Biblioteca Luis Ángel Arango 22. Plazoleta de ingreso manzana cultural del Banco de la República 23. Donación Botero
24. Casa de la Moneda 25. Iglesia de la Candelaria y ex Convento de los Agustinos 26. Museo de Bogotá / Casa Sámano 27. Teatro Colón 28. Palacio de San Carlos / Ministerio de Relaciones Exteriores 29. Museo de Arte Colonial 30. Universidad Libre
31. Museo Arqueológico / Casa del Marqués de San Jorge 32. Edificios Presidencia de la República y Plazoleta de Ayacucho 33. Palacio Presidencial Casa de Nariño 34. Plaza de Armas Casa de Nariño 35. Plazoleta entre Capitolio y Casa de Nariño 36.
Edificio Nuevo del Congreso 37. Hotel La Botica 38. Colegio de San Bartolomé 39. Iglesia de San Ignacio 40. Edificio y Pasaje Hernández 41. Edificio Murillo Toro y otros 42. Edificio de oficinas y estacionamiento 43.Iglesia de San Francisco y Palacio de
la Gobernación de Cundinamarca 44. Universidad del Rosario e Iglesia de la Bordadita
RELATO
Por: Germán R. Mejía Pavony
Asesor Ministerio de Cultura para el Bicentenario
de las Independencias
Comenzaba 1810 y la situación en la ciudad era tensa. Santafé,
ciudad principal del Virreinato de la Nueva Granada, se había convertido
en escenario de eventos insospechados, de preocupaciones por un futuro
que sin duda era incierto, de miedos incontrolables. Las noticias que
llegaban desde España poco ayudaban a cambiar este clima de temor:
¿Qué será de estos reinos en ausencia del Rey? ¿Qué pasará cuando las
tropas de un triunfante Napoleón desalojen por completo del territorio
peninsular a las ya debilitadas autoridades de la Junta Central Suprema
Gubernativa? En fin, ¿Qué hacer si hasta los Oidores sospechan del Virrey
y éste de todos los criollos y aún de los militares que están en la ciudad
para protegerlo?
Al saber que su Rey estaba prisionero en tierras francesas y que la
respuesta del pueblo madrileño y de las otras provincias peninsulares
contra el ejército napoleónico invasor fue recia y heroica, un ferviente
sentimiento de apoyo animó a los súbditos de Fernando en esta capital.
Los santafereños juraron de nuevo su lealtad en 1808 y donaron grandes
cantidades de dinero destinado a la defensa de España. Pero los avances
de las tropas francesas y los errores de la Junta de Sevilla, que reconoció
el derecho de los americanos a representarse a sí mismos ante ese órgano
de gobierno pero no de manera equitativa frente a las provincias peninsulares,
deterioró la confianza y obligó a los habitantes de estas tierras
a pensar que el destino estaba en sus propias manos. Y así ocurrió.
La situación que por lo mismo era tensa se deterioró rápidamente a
partir de septiembre de 1809. Las autoridades reales presentes en Santafé
se negaron a escuchar la solicitud criolla de organizar una junta
autónoma de gobierno. Ese fue su error. Las conspiraciones se hicieron
inevitables: primero la del cohete, en la madrugada del 30 de septiembre,
fallida como lo fue el intento de apropiarse del armamento que llevaban
las tropas del Rey en su misión de poner en prisión a los miembros de la
Junta que habían organizado criollos quiteños el anterior mes de agosto,
y con las que querían algunos socorranos y san gileños iniciar una
insurrección general en el Reino; así mismo, fracasó la rebelión
que en Casanare lideraron igualmente socorranos
y san gileños en febrero de 1810 y quienes, puestos
presos, fueron ahorcados y después decapitados y sus
cabezas conducidas a Santafé para ser exhibidas como
escarmiento a los rebeldes. Nunca sucedió, sin embargo,
por el temor de las autoridades virreinales a que la
exposición de las cabezas se convirtiera en detonante de
una insurrección.
Era ya mayo de 1810. En las paredes de la ciudad aparecían
de nuevo pasquines contra los gobernantes peninsulares.
Criollos preocupados y conjurados listos a precipitar
las acciones se reunían en las salas de las casas y en la
Biblioteca o en el Observatorio Astronómico, y las noticias
que llegaban de España sólo empeoraban la situación:
las tropas de Napoleón habían tomado Andalucía y
la Junta Central se había disuelto; una Junta de Regencia la
había remplazado pero, aunque mantuvo la convocatoria
a Cortes y en ellas sostuvo la representación de las provincias
americanas, la legitimidad de esta institución era
insostenible en tierras americanas.
Y sucedió. Cartagena organizó Junta Autónoma de Gobierno
el 14 de junio; Cali lo hizo el siguiente 3 de julio; Pamplona
al día siguiente, el 4, y El Socorro siguió los pasos de las
anteriores el 11 de julio. Los santafereños, conocedores sin
duda de lo ocurrido en esas poblaciones, todavía dudaban,
temerosos posiblemente de los poco más de setecientos
soldados acantonados en la ciudad. Sospechosos de
que algo pasaría pronto, las autoridades españolas decidieron poner en
prisión a quienes consideraban cabecillas de la conspiración. El 19 de
julio corrió por la ciudad el rumor de que así sucedería y ellos, realmente
asustados, se reunieron esa noche en el Observatorio Astronómico y
planearon las acciones del día siguiente.
El 20 de julio fue día de mercado, como sucedía desde hacía más de
doscientos cincuenta años todos los viernes en la Plaza Mayor. Los poco
más de veinte mil habitantes de la ciudad, de los que casi doce mil eran
mujeres, cerca de nueve mil mestizos, unos mil negros entre libres y esclavos
y medio centenar de indios reconocidos como tales, habitaban
una población de 195 manzanas. La ciudad, según el padrón de 1800,
«era la residencia de sus Virreyes y de los Reales Tribunales de la Audiencia,
Cuentas, y Cruzada, y cuya catedral es la metropolitana del Reino,
está dividida en cuatro parroquias, y además hace las veces de tal la capilla
Castrense para los militares que aquí residen. Tiene dentro de su recinto
treinta y un templos inclusas las Ermitas; cuenta ocho conventos
de Religiosos y cinco de Monjas; tiene dos Colegios públicos, fuera de
los privados que mantienen los religiosos para la enseñanza de los individuos
de su orden; hay una Universidad Pontificia, y regia al cuidado de
los RR. PP. De Sto. Domingo; una Real Casa de Moneda; y una Biblioteca
pública dotada por S.M. Tiene dos hospicios, uno de hombres y otro de
mujeres, y un Hospital general para la curación de los enfermos, del que
cuidan los RR. PP. De San Juan de Dios. Finalmente, para su mejor policía
está dividida en ocho Barrios con sus respectivos Alcaldes Comisarios».
Poco antes del medio día ocurrió la reyerta del florero y por la tarde,
finalmente, el Virrey aceptó convocar el Cabildo de la ciudad en calidad
de extraordinario. El temor de una represalia por parte de las tropas presentes
en la ciudad fue conjurado y así, al anochecer y bajo el empuje de
los chisperos que convocaban a la población a la plaza con el propósito
de animar la formación de la Junta, ésta finalmente cobró forma cuando
los habitantes de la ciudad aprobaron o desaprobaron por aclamación
los nominados a la misma, esto es, en cabildo abierto. El acta de creación
de dicha Junta de Gobierno se redactó tarde en la noche y la suscribieron
los allí presentes, dejando para la mañana del 21 la firma del Virrey, que
quedó en calidad de presidente de la misma, y los demás elegidos que
no pudieron hacerlo por estar ausentes esa noche.
Hace doscientos años ocurrieron estos hechos y hoy, nosotros, somos
hijos de la decisión que tomaron aquellos habitantes de la ciudad.
Aunque la independencia absoluta de España tomó algo más de tiempo,
ciertamente el propósito de organizar gobierno como consecuencia
inevitable de la conformación de la Junta marcó el inicio de nuestra
vida democrática y el nacimiento del Estado que hoy nos cobija.
CÓMO UTILIZAR ESTA GUÍA
La guía Ruta del Bicentenario en Bogotá 1810–2010 está concebida para
conducir al caminante por el centro histórico de Bogotá, a través de textos e
imágenes, en busca de los lugares relacionados con los hechos del 20 de julio
de 1810. Los sitios seleccionados, a los que se le ha asignado un número consecutivo
del 1 al 44, se refieren a lugares que existían para 1810 en la ciudad de
Santafé y éstos se clasifican a su vez en aquellos que fueron protagonistas de
los acontecimientos (como el Observatorio, el Cabildo o la tienda de González
Llorente) y otros considerados de contexto alrededor de dichos eventos (las
iglesias y conventos, las residencias de personajes, etc.).
Un alto porcentaje de estos sitios han desaparecido con el tiempo, cerca la
mitad del total escogido, pero lo que permanece es suficiente de todos modos
para poder contar la ciudad de comienzos del siglo XIX. Los textos y las
ilustraciones tienen en consideración los lugares y sus transformaciones en
el arco de estos últimos 200 años, por lo que en la mayoría de casos se muestra
el sitio como fue antes y como lo es ahora. Con la finalidad de una mejor
comprensión, así como con el propósito de incentivar la experiencia vivencial
de cada lugar, se recomienda entrar a todos o a la mayor cantidad posible de
sitios, que con motivo del Bicentenario estarán abiertos al público de manera
gratuita.
La guía contiene al inicio una sección planimétrica, compuesta por mapas
antiguos y modernos de Santafé de Bogotá, especialmente por dos planos del
sector en que se desarrolla el recorrido, a la misma escala, en los que se señala
el itinerario tanto en la ciudad de 1810 como en la actual.
La realización del recorrido completo de la ruta, debería tardar en promedio,
visitando todos los lugares seleccionados, entre 3 y 4 horas, si se ingresa
aunque sea por poco tiempo a la totalidad de los sitios descritos. De acuerdo
a la disponibilidad de tiempo y a los intereses de los caminantes el tiempo de
duración de la ruta puede variar, haciéndose más corta o todavía más extensa.
El recorrido está planeado de manera secuencial, del número 1 al 44, complementado
con una serie de enlaces con otros lugares que, aunque no ten-
gan relación directa con el 20 de julio de 1810, se
encuentran a lo largo de la ruta y revisten un especial
interés para los caminantes. Dado que el itinerario
no sigue un orden cronológico sino que por facilidad
de desplazamiento se desarrolla de manera geográfica
pasando consecutivamente de un sitio a otro, es posible no iniciar siempre en
el número 1 propuesto sino por el número más cercano según el lugar de llegada
al centro histórico, prosiguiendo a la etapa sucesiva y completando de
todos modos los 44 lugares.
Para una mejor comprensión del relato se aconseja
hacer un esfuerzo y comenzar por el primer punto (la Iglesia de San Agustín)
y concluir en el último (el Colegio Mayor del Rosario). La numeración de los
lugares en el texto coincide con los lugares referidos en los mapas del sector;
un pendón sobre la fachada y un sello en el piso identificarán cada una de las
edificaciones que conforman la ruta.
Las fichas que describen cada uno de los sitios contienen el nombre que estos
poseían en 1810 y la dirección con los nombres de las calles de aquel momento.
Sin embargo, para una mejor ubicación y comprensión, éstos también
se presentan con las direcciones según la moderna nomenclatura y como se
conocen en el momento actual.
Existen varias formas de llegar al centro histórico de la ciudad donde se desarrolla
la ruta, bien sea mediante transporte público (sistema TransMilenio,
buses corrientes y taxis) o en vehículos particulares (para los que hay distintos
estacionamientos en todo el sector o en zonas aledañas). Con el fin de tener
una más completa información acerca de los sitios a visitar, al final de la
guía hay un listado que contiene para cada uno los números de utilidad (dirección
y teléfono), así como los horarios, el valor y las condiciones de visita.
No queda más que recomendar llevar ropa y zapatos cómodos, un paraguas
de bolsillo, una pequeña botella de agua, esta guía y muchas ganas para unirse
a la conmemoración de la Independencia por las calles de la vieja Santafé.
> Barrio de Santa Bárbara. En la primera sectorización
de Santafé de Bogotá, llevada a cabo por el virrey Guirior en
1774 , el sector sur de la ciudad estaba conformado por el
barrio de Santa Bárbara, cuyo nombre hacía referencia a la
iglesia homónima ubicada en la Calle Real de Santa Bárbara
(actual carrera 7 con calle 5). En este barrio se encontraba
además la Casa de la familia Salavarrieta Ríos (en la Calle
del Retiro, actual carrera 5 entre calles 5 y 4), cerca de la cual
se hallaban las casas de algunos pintores de la Expedición
Botánica, como José Joaquín Pérez, Camilo Quesada y
Manuel Martínez. Allí también se ubicaba la residencia del
presidente y dictador de Cundinamarca, Manuel Bernardo
Álvarez, en la Calle Real de Santa Bárbara. Una cuadra
después al sur, en la Capilla de Jesús Nazareno sobre la Calle
de Nuestra Señora del León de Francia, se veneraba una
imagen de Jesús con la cruz a cuestas, ícono que Antonio
Nariño nombró generalísimo de los ejércitos. Hacia el sur del
barrio se hallaba la Estancia de la Milagrosa, perteneciente
a Nariño, en donde éste escribió La Bagatela y los Toros
de Fucha. De allí fue apresado por participar en la conspiración de 1809.
El límite norte del barrio lo constituía el río de San Agustín, denominado
Rumichaca por los muiscas y luego río Manzanares a la llegada de los
españoles, frente al cual surgía la Iglesia y el Convento de San Agustín,
sitio donde tiene inicio la Ruta del Bicentenario.
Iglesia de Santa Bárbara, con su entorno barrial demolido en aras de la limpieza social del centro de la ciudad y la seguridad del Palacio Presidencial
(Imagen: http://www.bogota.gov.co/portel/libreria/php/frame_detalle.php?h_id=36763)
Casa donde se firmó el Acta de Independencia el 20 de julio de 1810. Calle 10.
Foto: Luis Javier Caicedo
Plaza de Bolívar. Huelga de hambre de los trabajadores de industrias alimenticias Kraft Foods
(Palmira, Valle) Foto: Luis Javier Caicedo
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