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celebracion colombiana
 


ANTONIO GARCÍA NOSSA
(1912-1982)

PARADIGMA DE INDEPENDENCIA INTELECTUAL

“No sería exagerado decir que Antonio García Nossa fue el más grande pensador colombiano del Siglo XX” (Enrique Santos Molano).

Apartes tomados de: http://www.eumed.net/libros/2005/jst/01.htm

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Julián Sabogal Tamayo (julian123@telecom.com.co). Profesor Titular de Economía Política e Historia del Pensamiento Económico en la Universidad de Nariño (Pasto Colombia). Ha sido profesor en varias universidades, como Nacional de Colombia y Nacional Autónoma de Nicaragua. Economista, Doctor Honoris Causa, Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas. Autor de varios libros de Economía Política y Pensamiento Económico.

Capítulo Primero

La Vida Y La Obra


El sentido de este capítulo es hacer una especie de presentación del maestro Antonio García Nossa y su obra. Creo necesaria esta presentación porque, a pesar de la gran producción escrita y la gran actividad política que tuvo este pensador colombiano, es poco conocido entre sus compatriotas, salvo entre sus amigos y unos pocos académicos de las ciencias sociales. Me propongo también argumentar mi opinión de que Antonio García Nossa es el más importante pensador del país y uno de los más importantes de América Latina en el siglo XX.

Antonio García nació en Bogotá, en el barrio Las Aguas, el 12 de abril de 1912. Su padre descendía de españoles y su madre de indígenas, entre cuyos antepasados se encuentra el comunero sogamoseño Pablo Nossa. Sus primeros estudios los lleva a cabo en el Colegio de los Dominicanos de Chiquinquirá y en el Colegio del Rosario; luego inicia su carrera de Derecho en la Facultad de Santa Clara en Bogotá, para continuarla, hasta graduarse de abogado, en la Universidad del Cauca en Popayán.http://www.eumed.net/cursecon/0/avisos.gif

Aún sin obtener su título profesional, García empieza una actividad intelectual y política muy intensa investigando la realidad social del departamento del Cauca, en contacto con los indígenas, campesinos y mineros de ese departamento, simultáneamente con su producción literaria -tanto en prosa como en verso- y la amistad y la polémica con grandes hombres de su época como Guillermo Valencia y Baldomero Sanín Cano. Su actividad con los campesinos y los mineros es recordada en el prólogo a un libro de cuentos que publica a la edad de 22 años, donde dice: Mis personajes viven. A casi todos los conocí de cerca, apreté sus manos y luché junto a ellos. La actividad intelectual de aquellos años es rememorada más tarde al expresar su admiración y sus discrepancias con el maestro Valencia; al respecto, dice que Anarkos es el poema por medio del cual ingresa la causa del proletariado universal a la literatura colombiana y agrega: Conocí de cerca a Valencia y no participé nunca de sus ideas políticas, sociales o estéticas, mereciendo el constante honor de que las discutiese conmigo.

Posteriormente se dedica a una investigación social de largo aliento en el departamento de Caldas que lo sitúa entre los científicos sociales de talla internacional y en ese pedestal permanecerá, hasta su muerte el 27 de abril de 1982 en la misma ciudad que lo vio nacer. Dicha investigación, que se constituyó en el libro Geografía Económica de Caldas, fue presentada como tesis de grado para obtener el título de abogado en 1937.

García dedicó gran parte de su vida a la docencia universitaria. Su primera experiencia en este campo tiene lugar en la Universidad del Cauca, recién obtenido el título profesional, en las materias de prehistoria, literatura y política. De este cargo fue suspendido, según comenta su amigo Luis Emiro Valencia, por tomar partido a favor del popular Catilina en contra del aristócrata Cicerón. Posteriormente se vincula a la Universidad Nacional de Colombia, donde fundó en 1943 el Instituto de Economía en la Facultad de Derecho; allí se formaron los primeros economistas colombianos con un amplio perfil histórico y social* . A principios de la década de los años cincuenta fue expulsado de la universidad por orden de Laureano Gómez. Habría de regresar más tarde en la rectoría de Luis Carlos Pérez, cuando llegó a ocupar la Vicerrectoría Académica. Luego salió temporalmente, en otro período de administración reaccionaria, para regresar y permanecer hasta su retiro definitivo de la docencia a finales de la década de los años setenta.

Ya en 1952, en un artículo de El Tiempo (10 de febrero), el doctor Gerardo Molina expresaba la condición de maestro de García:
Siempre ha existido en América Latina una familia de espíritus para la cual el magisterio democrático ha sido la razón de sus afanes. Antonio García ha sentado plaza entre ellos por la constancia y la rectitud de su obra. García es un testigo apasionado, en el mejor sentido de la palabra, de la vida actual y un combatiente valeroso e íntegro. La acción gana terreno cada día en su espíritu, viajero por mucho tiempo del reino exclusivo de las ideas.
Al final de su vida, escribió una obra, publicada poco después de su muerte, titulada La crisis de la Universidad, que es un verdadero modelo de cómo debe ser estudiada y criticada la universidad colombiana. Después de una conceptualización teórica de la institución universitaria, desarrolla una historia de la Universidad en Colombia no como un proceso en sí, independiente, sino en consonancia con la historia del país. A cada ciclo histórico de la Nación colombiana corresponde un modelo de universidad. La universidad moderna está en crisis, según García, precisamente porque no puede jugar su verdadero papel en un proceso de transformación social y no puede hacerlo porque está sometida a responder a las necesidades inmediatas de una economía dependiente.

Su actividad política fue permanente, desde su presencia juvenil en las organizaciones sociales del Cauca y de otros departamentos; el periplo de su actividad política se puede seguir por las ciudades en las que están fechados los cuentos publicados en 1934: Manizales, Ibague, Popayán, Bogotá, etc. En 1943 crea la Liga de Acción Política, que es su primer intento por constituir un movimiento socialista en el país; en 1945 se une a la causa de Jorge Eliecer Gaitán, siendo uno de los cerebros en la formulación del Plan Gaitán en 1947. En 1951, prácticamente desaparecido el movimiento gaitanista, después de la muerte del caudillo, García crea el Movimiento Socialista Colombiano. El carácter de este movimiento fue definido, particularmente, en el primer número del periódico que fundó en 1952, Gaceta Colombiana, con estas palabras:
Nuestro movimiento es socialista, democrático, revolucionario, autónomo y nacional. Entiendo que el problema de la revolución colombiana no podrá ser resuelto desde afuera, ni del lado capitalista ni del lado comunista. Nuestro pensamiento socialista es resultado del análisis de nuestra propia historia, del conocimiento y utilización de sus propias experiencias y de la afirmación de nuestros destinos nacionales1 .
Finalmente, se une a la ANAPO, llegando a ser el Secretario Nacional de Educación Política de la ANAPO Socialista, en los años setenta.

En el campo de la consultoría, García colaboró con diferentes gobiernos, fundamentalmente en asuntos agrarios, en Bolivia, Perú, Méjico, Ecuador y Chile; también fue consultor en organismos económicos internacionales.

Al maestro García no le fue ajeno ninguno de los campos propios del científico social, tanto en la teoría como en la práctica. Su producción escrita, que pasa de ochenta libros, si contamos las selecciones de artículos científicos, abarca los campos de la Economía, la Sociología, la Historia, la Geografía, la Antropología, la Política, la Literatura y su actividad práctica comprende, como quedó dicho, la docencia, la política y la asesoría. Él mismo se refiere expresamente a la necesidad que sentía de unir la reflexión teórica con la actividad práctica:
Para quienes piensan que los hombres de universidad -tan honda y largamente ligados a ella como yo, por vocación y por afecto a las nuevas generaciones- elaboran sus conocimientos emparedados en un gabinete, ha de resultarles inusitada la orientación de mi actividad científica. La universidad puede, seguramente, recluirse para ordenar su pensamiento, pero ha de volcarse sobre los cuatro horizontes del suelo del hombre para elaborarlo2 .
Antonio García inicia su producción escrita desde muy temprana edad. Las primeras obras se sitúan en el campo del cuento y la poesía. En 1934, el joven Antonio de 22 años, publica un libro de cuentos titulado Colombia S.A., con el subtítulo de Cuentos proletarios. El libro lleva un extenso prólogo del autor titulado Interpretación económica del arte, en el que se pueden leer conceptos como el siguiente:
Cuando se haya destruido el monopolio de los medios de producción y consecuencialmente, el prejuicio del arte exclusivista, de la capacidad artística individual, del arte selecto de minorías, sólo entonces podremos decir que ha nacido históricamente el arte proletario.
Es una opinión de indudable influencia marxista, la propiedad social sobre los medios de producción llevaría a la democratización del arte. Este libro fue un suceso literario, según dijo Eduardo Pachón Padilla cuando en 1959 seleccionó su cuento Porvenir en una Antología del cuento colombiano.

El año 1935 se puede tomar como el punto de partida del trabajo científico social de Antonio García, con la investigación social ya mencionada: Geografía Económica de Caldas, obra que, al decir de Otto Morales Benítez, no ha sido superada aún en nuestro país; esta obra fue publicada en 1937. Se trata de una investigación compleja de la realidad social regional, en la cual abarca aspectos geográficos, históricos, económicos, sociológicos y culturales. El mismo García lo recuerda en el prólogo a la segunda edición del libro, en 1978:
Al aceptar el encargo del doctor Plinio Mendoza Neira, Contralor General de la República en 1935, la única condición que puse fue la de apartarme del método de simple recopilación de documentos, informes y estadísticas oficiales -empleado en la elaboración de las Geografías Económicas de Antioquia, Atlántico, Boyacá y Bolívar- para realizar una extensa investigación en la totalidad de la región caldense, en su medio físico, en su estructura social, en su economía del café, en su tradición minera, en sus formas de poblamiento, en sus procesos de urbanización o en las modalidades originales de su organización municipal4 .
Estos fueron años de despertar intelectual en Colombia, correspondientes al primer gobierno del liberal Alfonso López Pumarejo. Simultáneamente se produjeron obras, sobre la realidad colombiana, tan importantes como Problemas colombianos de Alejandro López y De cómo se ha formado la nación colombiana de Luis López de Mesa. En la década de los treinta, en Colombia estaba todo por hacer en materia de interpretación social y económica y para ello era necesario incluso elaborar los instrumentos teóricos. Al respecto dice García:
Se hizo necesario efectuar los primeros diagnósticos científico-sociales sobre la sociedad colombiana y crear, literalmente, un nuevo instrumental de análisis y un moderno y vertebrado aparato institucional de investigación y registro de los fenómenos económicos y sociales5 .
Ya en este primer trabajo se revela el sello que habría de caracterizar todo el trabajo científico del maestro: su visión totalizadora y multilateral, en la interpretación de los fenómenos sociales. Su lucha contra la especialización en las ciencias sociales, que sitúa cada especialidad en apartados estancos sin vasos comunicantes, se puede ver no solo en todos sus libros sino también en los programas de Economía que tuvo oportunidad de fundar y dirigir. Desde ese momento empezamos a ver la catadura de pensador independiente del maestro.
Veamos, someramente, las condiciones del ambiente científico en los años treinta en Colombia. En primer lugar, los pensadores modernos europeos eran desconocidos en las universidades del país, en las cuales se seguían repitiendo solo doctrinas confesionales. En segundo lugar, los primeros atisbos de influencia de la revolución bolchevique llegaban a grupos muy restringidos y a través de los lineamientos rígidos y dogmáticos de la Tercera Internacional. En tercer lugar, la mentalidad de cambio que implicó el regreso al poder del partido liberal apuntaba más hacia las necesidades prácticas de la producción económica que al avance teórico. Antonio García optó por una línea que implicaba elaborar pensamiento propio distanciado, por una parte, del pensamiento confesional que hacia presencia en la enseñanza universitaria de la época y, por otra, del dogmatismo repetidor que caracterizaba a los nacientes partidos comunistas de América Latina. En el prólogo al libro de cuentos ya mencionado habla de los ceñidos a formularios del materialismo dialéctico. Con esta línea de conducta fue consecuente a lo largo de toda su vida. Él describe el ambiente intelectual de las universidades de la época, de la siguiente manera:
En la Universidad confesional de la época, aún por 1930 no se enseñaba ninguna doctrina herética o heterodoxa, excluyéndose radicalmente no sólo el conocimiento de Marx, Engels, Fourier, Proudhon, sino el de Darwin, Descartes, Hegel o Kant. Este hecho explica el que las juventudes rebeldes de postguerra hubiesen tenido la capacidad de adherir a consignas revolucionarias del nuevo evangelio pero no de pensar teóricamente y de crear -de cara a los problemas específicos de su sociedad y de su tiempo- una ideología revolucionaria, una capacidad de reflexión crítica acerca del proceso histórico de nación colombiana5 .
Además, el gobierno de López Pumarejo, interesado por el desarrollo capitalista en el país, no creía necesario el desarrollo del pensamiento en la universidad colombiana, esta debería dedicarse exclusivamente a producir la tecnología necesaria para el manejo de los medios de producción importados para el desarrollo industrial. García lo recuerda de la siguiente manera:
La universidad colombiana -decía el presidente Alfonso López Pumarejo, en este momento inicial de la reforma- deberá preocuparse muchos años por ser una escuela de trabajo más que una academia de ciencias. Es urgente ponernos al día en el manejo elemental de una civilización importada, cuyos recursos ignoramos y cuyos instrumentos escapan a nuestro dominio. Mientras ello no ocurra no habrá autonomía nacional, no habrá independencia económica, no habrá soberanía6 .
En estas condiciones precarias surge Antonio García Nossa como un pensador original e independiente, empeñado en crear un pensamiento emancipado y una organización política, capaz de llevar a la práctica transformadora ese pensamiento. En esa tarea se identifica con revolucionarios latinoamericanos como Raúl Haya de la Torre y Carlos Mariátegui.

El libro que estamos trascribiendo hace un análisis detallado de las obras de Antonio García, entre ellas:

Geografía Económica de Caldas, publicada en 1937.
Pasado y presente del indio, publicada en 1939
Bases de economía contemporánea, publicado en 1948
Regímenes indígenas de salariado - Del salariado natural al salariado capitalista en la historia de América, publicado en 1949
La democracia en la teoría y en la práctica, publicada en 1950
Gaitán y el problema de la revolución colombiana, publicado en 1955
La rebelión de los pueblos débiles, publicado en 1953

Manifiesto al país - la izquierda ante el presente y el porvenir de Colombia, publicada en 1944.
En 1955 se publica Estatutos y Doctrina Política del Partido Popular Socialista Colombiano; igualmente en este año aparece el libro Gaitán y el problema de la revolución colombiana.
Planificación municipal y presupuesto de inversiones
La crisis del modelo liberal de crecimiento económico
De la rebelión a la organización de los pueblos débiles
Una vía socialista para Colombia.

Introducción crítica a la legislación indigenista en Colombia
Cristianismo y Socialismo - Respuesta a la Pastoral Colectiva del Episcopado Colombiano
Las comunidades tejedoras de la Mixteca alta de México.

Pasado y presente del Indio, 1939
Los comuneros en la prerrevolución de Independencia.
Finalmente, García tenía el propósito de dedicarse fundamentalmente al estudio de la Historia de Colombia, con base en estos ciclos:

  1. La revolución nacional de Independencia y la República Señorial (1810-1849).
  2. La apertura agroexportadora y la Primera República Liberal (1849-1884).
  3. La integración nacional y la República Autoritaria (1884-1920).
  4. La modernización capitalista y la Segunda República Liberal (1920-1946).
  5. La contra revolución preventiva y el proyecto militar populista (1946-1958).
  6. La crisis del Estado Liberal de Derecho y la articulación del modelo de capitalismo dependiente (1958-1980).

Bases de Economía Contemporánea, que publica en 1948.
La Democracia en la Teoría y en la práctica, publicada en 1957.
La Estructura del Atraso en América Latina, publicado en 1969.
Biografía de Tomás Cipriano de Mosquera, 1936.
Paez - Guerrillero del Llano,1955.

Bases de Economía Contemporánea
En esta obra de García se encuentra una especie de programa para la elaboración de una Teoría del desarrollo para América Latina. Los pasos para seguir en el cumplimiento de esa teoría son los siguientes: 1- análisis crítico de la llamada teoría económica general, fundamentalmente la europea; 2- estudio de la historia y la realidad socioeconómica y cultural de Latinoamérica; 3- formulación de los principios teóricos alternativos para la realidad particular; y 4- formulación de las estrategias de desarrollo apropiadas para América Latina.
Estructura social y desarrollo latinoamericano,1969 (artículo)
La estructura del atraso en América Latina
La Democracia en la Teoría y en la Práctica, que reedita en 1971.
(…)
Lo anterior nos muestra una perspectiva válida para el rescate del pensamiento del maestro Antonio García. La tarea que queda por realizar consiste en rescatar las obras del maestro, tanto las publicadas como las inéditas, y ponerlas en manos de las generaciones jóvenes de científicos sociales latinoamericanos, a fin de que se conviertan en una invitación, en un acicate, a la creación de pensamiento nuevo y autónomo, que se constituya en una guía para la búsqueda de caminos alternativos de desarrollo independiente de América Latina. Para esto, a mi entender, la obra de Antonio García es un enorme potencial y su vida, un ejemplo.


Revista Credencial Historia                       
EDICION 207
MARZO DE 2007

                                                                                                           
UN SIGLO DEL ENSAYO
por Enrique Santos Molano

Tomado de: http://www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo2007/ensayos.htm

Antonio García Nossa
y Los Nuevos.

(…)
Así como la generación del Centenario se distingue por ser una generación de Estadistas, la de Los Nuevos es una generación de intelectuales. Ninguna otra en el siglo XX produjo tantos y tan importantes novelistas, poetas, ensayistas, filósofos, filólogos y pensadores, además de unos pocos Estadistas. Baste con citar, en lo relacionado con el ensayo, algunos nombres que, por sí solos, llenarían de prestigio cualquier agrupación a la que pertenecieran: Germán Arciniegas, Gerardo Molina, Jorge Zalamea, José Antonio Osorio Lizarazo, Alfonso López Michelsen o Antonio García Nossa.

Antonio García Nossa escribió un poco más de veinte libros de ensayos sesudos, sobre todo en economía, como el clásico Geografía Económica de Caldas, que une a la profundidad del análisis, la exquisitez de una prosa rítmica y de un estilo impecable por el empleo del idioma y la claridad de la exposición; pero Antonio García Nossa trabajó con igual fortuna las distintas disciplinas del pensamiento: historia, cultura, sociología filosofía. Fue, como Gerardo Molina, un apasionado del socialismo democrático, y fustigó sin ambigüedades la acción mezquina y la pequeñez mental de nuestras oligarquías. No sería exagerado decir que Antonio García Nossa fue el más grande pensador colombiano del Siglo XX.

Extraño resulta que sobre una generación que exhibió, como la de Los Nuevos, tal opulencia intelectual, no se haya escrito el grueso volumen a que es acreedora. Acaso este ensayo les corresponda hacerlo a las generaciones que hoy se adentran en el siglo XXI hacia el Bicentenario.